El procurador Herman Rincón, delegado para asuntos de las Fuerzas Militares, instaló la audiencia de lectura de fallo en contra de los cinco uniformados que, según decisión de primera instancia, dieron muerte al excombatiente de las Farc, Dimar Torres. Recibieron inhabilidades entre 12 y 20 años.
La diligencia, que se adelantó de manera virtual cobijó al cabo segundo Daniel Eduardo Gómez Robledo, el teniente coronel Jorge Armando Pérez Amézquita y los soldados Cristian David Casilimas Pulido, William Andrés Alarcón Castrillón y Yorman Alexander Buriticá Duarte.
Para Aura Fajardo, delegada del Ministerio Público quien hizo la lectura de fallo, los miembros del Ejército vinculados en la muerte de Dimar Torres “fueron responsables del homicidio”, por lo que disciplinariamente no escatimó en avanzar con la destitución e inhabilidad de los disciplinados.
En decisión de primera instancia, Fajardo señaló que Pérez Amézquita fue inhabilitado por 20 años, mientras que Gómez Robledo, soldado que confeso el homicidio de Torres, se enfrentará a 14 años de inhabilidad, mientras que Casilimas Pulido, Alarcón Castrillón y Burítica Duarte a 12 años.
En la misma decisión la Procuraduría compulsó copias a la Fiscalía General por falsedad en testimonio a los soldados Manuel Romero Palencia, José Vargas y el capitán Jhonatan Díaz.
Los uniformados se encuentran ante los estrados penales y disciplinarios por cuenta del homicidio de Dimar Torres, que se registró en la vereda el Carrizal en el municipio de Convención, Norte de Santander, el 22 de abril de 2019.
Lo que expuso la delegada de la Procuraduría es que Torres era desmovilizado de las Farc, y tras su proceso de reincersión a la vida civil, adelantaba labores agrícolas. En el marco de dichas actividades, cuando se dirigía a comprar elementos para su trabajo fue abordado por miembros del Ejército. En el lugar había un pelotón de 30 soldados que cumplían labores de seguridad respecto de la infraestructura petrolera que existe en la región.
Torres se detuvo en su motocicleta de color negro, debido a que lo abordaron miembros del Ejército, no obstante, no contaba con que los adscritos a la institución castrense le darían muerte.
El cabo Gómez Robledo, a quien se le adelantó un proceso penal y por el cual ya se encuentra condenado, confesó que el homicidio de Torres fue ocasionado por él, porque pretendía vengar la muerte de Pablo Emilio Borda García, un soldado que perdió la vida por cuenta de una mina antipersonal, mientras adelantaba labores de erradicación de cultivos ilícitos.
En este proceso, la Procuraduría cuenta con testimonios de los soldados directa e indirectamente vinculados en el suceso, los cuales dan cuenta de que el cabo Gómez Robledo y el coronel Pérez Amézquita, superior del soldado confeso, habían fraguado la muerte de Torres, con base en unos testimonios que recibieron de la comunidad en donde señalaban a Torres de pertenecer al ELN, como explosivista.
Lo que reposa en el fallo disciplinario, leído este martes, en el que la delegada tardó uno poco más de cinco horas y media, es que Pérez Amézquita alentó a sus subalternos a cobrar venganza por la muerte de su compañero Borda. por lo que hizo señalamientos cuestionables a juicio de la Procuraduría, en contra de Torres. Hablaban directamente de darle muerte.
«Nos toca sacarnos esta porque con esa no me quedo (…) hay que destruirles cuanta mierda tengan, no necesito reportar nada, necesito es vengar la muerte del soldado, paso dado, paso asegurado», es lo que reposa en uno de los apartes de la providencia de la delegada con la que aseguró que definitivamente el coronel fue quien dio instrucción de acabar con la vida del excombatiente.
“A ese hijueputa hay matarlo”, también se le escuchó decir al coronel Pérez Amézquita, a través del canal de radio por el que se suelen comunicar en esa zona, según expuso la delegada del Ministerio Público. Según Fajardo, el soldado Jhon Leandro Bustos Gutiérrez en declaración jurada dijo que escuchó al coronel decir que “de nada sirve capturarlo porque lo que hacen es llevarlo para la cárcel para engorde, eso toca es matarlo”.
Para Fajardo es claro la responsabilidad del coronel Pérez Amézquita en los hechos, aún más porque trajo a colación una conversación con Gómez Robledo en donde abordan la situación una vez ocurrida la muerte de Torres, que fue ocasionada por cuatro impactos de bala, de los cuales, uno de ellos le fue propinado directamente en la cara.
La delegada de la Procuraduría con base en estos hechos, dijo que los uniformados alteraron la escena del crimen porque inicialmente movieron el cuerpo de Torres a una zona rural, alejado del lugar donde pereció. Además de eso, soldados adscritos al mismo pelotón, lavaron la vía para evitar que la sangre del excombatiente los delatara.
Una vez ocurre todo ello, como trascendió una vez ocurrieron los hechos, la comunidad enfurecida al escuchar los impactos de bala se acercó al lugar de donde provinieron los impactos y les reclamaron a los miembros del Ejército, esto, teniendo en cuenta que había un hueco en el lugar, donde pretendían enterrar al excombatiente.
Gómez Robledo y Pérez Amézquita, según la Procuraduría, siempre manejaron el discurso que Torres y quienes estaban lamentando su muerte eran guerrilleros, por lo que en la conversación que trajo a colación la delegada de la Procuraduría, queda al descubierto que Pérez Amézquita le pidió al cabo «chequearlos porque esos son los que seguían”, a lo que Gómez Robledo respondió: «QSL Coronel vamos a acabar con esa plaga».
Así las cosas, para la Procuraduría quedó claro que Pérez Amézquita tenía la viva intención de seguir ocasionando ejecuciones extrajudiciales y sabía de lo ocurrido con el excombatiente.
«No deja lugar a duda de qué, primero el cabo Gómez Robledo y el Coronel Pérez Amézquita estaban hablando un rato después de cometido el asesinato de Torres Arévalo; segundo respecto del teniente coronel le preguntaba al cabo «¿qué decía? era el hoy occiso porque era la persona a la que le habían estado haciendo inteligencia (…) los dos sabían que era un desmovilizado y acogido al proceso de paz; y cuarto que el coronel Pérez Amézquita, pensaba seguir ordenando ejecuciones extrajudiciales».
Respecto de la muerte del excombatiente, la delegada de la Procuraduría dejó claro que “el coronel había concebido todo un plan para ejecutar extrajudicialmente a Dimar Torres Arévalo. Para este despacho está claro que el señor coronel Pérez Amézquita fue la persona que, a raíz de la muerte del soldado Pablo Emilio Borda García ordenó y por ende determinó a los oficiales y suboficiales adelantar las labores de supervivencia que permitieran identificar a los responsables para vengar dicha muerte.
La decisión que, en primera instancia, culminó con la inhabilidad para ejercer cargos públicos entre 12 y 20, obedeció a que el excombatiente fue asesinado a sangre fría, ya que se fraguó el plan para darle muerte por cuenta de rumores que se esparcieron en la comunidad sobre su presunto vinculo con grupos insurgentes.