La investigación contra Álvaro Uribe surgió de un auto inhibitorio de la Corte Suprema. No, a favor de él sino del senador Iván Cepeda, a quien el propio expresidente había señalado de manipular testigos.
Después de una extensa investigación, la Corte Suprema no solo encontró que no había pruebas contra él, sino que había evidencias para iniciar un nuevo proceso contra Uribe y contra el representante Álvaro Hernán Prada, como supuestos responsables, ellos, de soborno de testigo.
La investigación contra Cepeda se remonta a 2012, cuando Uribe denunció a Cepeda argumentando que tenía por lo menos siete testimonios de antiguos paramilitares que aseguraban que Cepeda les había ofrecido sumas de dinero u otro tipo de beneficios para declarar contra Uribe y personas cercanas a él.
Dos de ellos eran Pablo Hernán Sierra y Juan Guillermo Monsalve, dos testigos que señalaron a Álvaro y a su hermano Santiago Uribe Vélez, de ser los supuestos fundadores del Bloque Metro de las Autodefensas y de participar en masacres como la del Aro y el homicidio de Jesús María Valle.
En su auto inhibitorio de 2018, la Corte encontró que no había pruebas de que se hubiera dado esa manipulación.
«Una vez agotados los objetivos de la indagación preliminar, no halló elementos de juicio que permitan concluir que las conductas inicialmente reprochadas se adecúen típicamente a uno de los delitos indicados en la denuncia. Por el contrario, lo que se demostró es que el doctor Iván Cepeda Castro no abusó de sus funciones como congresista, no determinó a reclusos mediante sobornos para testificar falsamente en contra del doctor Álvaro Uribe Vélez, su hermano Santiago y otras personas», señaló en la providencia, que tuvo ponencia del entonces magistrado Jose Luis Barceló.
Como lo manifiesta la Corte en el mismo auto, la realidad que encontró fue muy diferente.
El alto tribunal practicó interceptaciones que, según dijo, “dejan al descubierto que Juan Guillermo Villegas Uribe, y otros, han intervenido testigos para involucrar al doctor Iván Cepeda en la conformación de un supuesto cartel de falsos testigos, cuando lo que parece ocurrir es lo contrario, un complot (…) para desprestigiar su labor legislativa y de paso las entrevistas lícitamente recogidas en ejercicio de sus funciones”.
Una de esas interceptaciones daba cuenta de una conversación entre el expresidente Uribe y Juan Guillermo Villegas el 22 de diciembre de 2015. En ella, Uribe le decía a Villegas: “las llamadas las interceptaron todas y la Fiscalía nos hizo seguimiento a la 70. Yo desde hace muchos días sabía eso, pero no lo había concretado, me están investigando a mí con usted y que interceptado el teléfono. Ósea que esta llamada la están escuchando esos hijueputas”.
De ahí surgió la investigación que ahora tiene entre las cuerdas el expresidente Uribe y que se ha ido alimentando con decenas de testimonios que ha recibido la Corte en los más de dos años que completa la investigación.