IBAGUÉ. Ante el Juez Primero Penal Promiscuo de Rovira con Función de Control de Garantías compareció José Gabriel Mellado Arenas, de 38 años de edad, residente del barrio Ricaurte, y quien manifestó ser vendedor de carros. El sujeto aprovechó la ingenuidad de una ciudadana en un cajero automático ubicado en el Parque Murillo Toro para hurtarle 400 mil pesos.
Según el informe de la Fiscalía, Mellado Arenas se metió al cajero automático, supuestamente con el fin de ayudarle a hacer la transacción. La víctima insertó su tarjeta y marcó su clave, a lo que el sujeto hábilmente le dijo que no funcionaba y procedió a simular que metía su propia tarjeta de crédito y retiraba lo que la mujer había solicitado. Una persona que estaba afuera del cajero le dijo que el delincuente la había robado, y empezó a gritar pidiendo auxilio.
Un auxiliar de la Policía emprendió la persecución con el apoyo de una patrulla, logrando la captura de Mellado Arenas en la calle 15 con Quinta. Al verse atrapado, arrojó el dinero. El Fiscal 21 de la Unidad de Reacción Inmediata le imputó cargos por hurto agravado, pese a que la defensa argumentó que había sido un caso de estafa, y no de robo.
El fiscal a cargo del caso solicitó medida de aseguramiento en el Centro Penitenciario de Picaleña, que fue aceptada por el juez al considerar que el sujeto era hábil para estos delitos y tenía tres investigaciones en curso por conductas similares.
Investigaciones pendientes
José Gabriel Mellado Arenas había sido capturado dos veces el año pasado en Villavicencio, Meta, en compañía de otro sujeto identificado como Wilson Trujillo Trujillo, también ibaguereño. Según el reporte de la Fiscalía. Fueron detenidos en ambas ocasiones con tarjetas de crédito y débito. Algunas de ellas tenían reporte de bloqueo por hurto.
El fiscal 21 de la URI indicó que Mellado Arenas tiene tres investigaciones en su contra por acceso abusivo a sistemas informáticos y muy posiblemente pertenece a bandas criminales dedicadas a este delito, ya que tuvo colaboración de personas que acceden a los sistemas de información bancaria.
De otra parte, el ‘gemeleador’ de tarjetas contaba con una sentencia condenatoria en su contra por un Juzgado Penal Municipal, en mayo del 2001 por extorsión, pero fue apelada.
