En la huerta comunitaria que maneja Luz Dary Díaz junto con otras madres cabeza de hogar, se siembra infinidad de hierbas, verduras, frutas y tubérculos. Entre plantas de hinojo, albahaca, ruda, mejorana, gulupa, fresa, entre otras, esta bogotana empezó, desde el 2007, un proyecto que no solo busca contribuir al sustento económico de quienes componen el proyecto, sino también enseñar a niños y adultos a tener una alimentación saludable.
En tiempos del Covid-19, en muchas personas se ha despertado el interés por cultivar sus propios alimentos sin necesidad de químicos o pesticidas que alteren la calidad y sabor del producto, y acuden a ella para que les enseña sus secretos. Luz Dary se turna con otras mujeres para cuidar la huerta comunitaria que crearon en Bosa y asesora el montaje de otra más en la terraza de una casa.
«La idea surgió porque en el 2007 me inscribí a un comedor comunitario, en ese momento, mi hijo menor era un bebé, tenía un año en ese entonces, y empezó a manifestar síntomas de epilepsia que le daban 3 o 4 veces al día. Tuve que dejar mi trabajo, debido a que soy madre cabeza de familia, y velar por el bienestar de mis seis hijos pues eran todos menores de edad. A partir de ese momento empecé a participar para ayudar en lo que se necesitara. A partir de ahí empezó el nacimiento del proyecto», relató Díaz.
En este espacio nace un interés por la agricultura urbana, luego de participar en talleres dictados por el Jardín Botánico en donde aprendió acerca del valor nutricional de los vegetales y frutas, así como la protección de semillas ancestrales. Además, en la Universidad Nacional complementaron su formación para arrancar esta iniciativa de agricultura urbana sostenible.
«Uno de los muchachos que nos ayudó en el proceso de aprendizaje me recomendó que le diera a mi hijo las plantas que íbamos cultivando, para mejorar su nutrición. La verdad, yo noté que la salud de mi hijo mejoró considerablemente, logró alentarse y sus convulsiones fueron disminuyendo», explicó.
Posteriormente, la idea evolucionó hasta convertirse en el colectivo “Semilla de esperanza, vida y paz”, de la cual forman parte cinco mujeres y tres hombres, que, bajo su liderazgo y con el apoyo de entidades públicas, educativas y empresa privada, han formado alrededor de 300 personas en zonas urbanas, periurbanas y rurales.
«El alimento es la medicina. Por eso es importante que se realicen cultivos libres de químicos y pesticidas y que se enseñe desde la primera infancia a mantener una alimentación libre, en la medida de lo posible, de alimentos procesados, debido que esto da hincapié a que desarrollen enfermedades difíciles de controlar en la adultez. Esa es una lucha que hemos venido haciendo junto con otras organizaciones como Red Papaz y Educar Consumidores», expresó Díaz.
A través de la huerta, no solo se aprendió a cultivar, sino que se adquirieron conocimientos en políticas públicas de seguridad alimentaria y construcción de tejido social. Lo anterior llevó al Colectivo a crear un canal de comercialización para llevar sus productos al mercado. Así, cada semana realizan una feria agroecológica llamada “Mercado de los pueblos” en la que venden en universidades bogotanas el producto de la siembra.
«En 2016, mediante el colectivo de “Semilla de esperanza, vida y paz” y Pavco Wavin, quienes ayudaron con la implementación de sistemas de riego por goteo en huertas en las localidades de Bosa, Kennedy y Soacha, hemos logrado un desarrollo sustentable logrando para las familias el auto consumo, venta y trasformación de las plantas.
Ahora me siento afortunada y llena de expectativas porque nunca imaginé llegar a donde estoy. Con nuestra labor, estamos cambiando el pensamiento de los jóvenes, que, cuando conocen lo que hacemos, quieren ayudar y eso es vital para cambiar el mundo», enfatizó.
Hoy, esta mujer, madre de 6 hijos, ve en su familia el resultado de más de 12 años de trabajo alimentario, muchos la ven como “la mujer tesa del barrio”, por su perseverancia y deseo de salir adelante. Por esta razón «Mercado de los Pueblos» ha lanzado su tienda virtual a través de Facebook y el correo mercadodelospueblos@gmail.com en el que venden, además de las hierbas, frutas y verduras de la huerta, productos orgánicos como café y miel.