Cinco niños, integrantes de una misma familia, hoy temen que su sueño de pasar el año escolar se vea frustrado por la falta de herramientas tecnológicas, lo cual les impide entregar los trabajos que les dejan sus docentes en las clases virtuales.
Con un celular de gama media en mal estado y un computador sin conexión a Internet, hacen su mayor esfuerzo para cumplir con sus deberes escolares, pero de manera infortunada son muchas las actividades que no logran entregar.
Como ellos, son miles los menores en Ibagué y el Tolima afectados por el confinamiento, que han debido adaptarse a las clases desde casa sin las herramientas necesarias.
“Queremos estudiar”
Una rústica habitación de la vivienda de la familia Castillo, ubicada en el barrio La Gaviota, se convirtió en un salón de clase improvisado, donde los cinco niños, tres hermanos y dos primos, tratan de superar todas las dificultades a las que se enfrentan día a día a causa de la pandemia.
Jenny Castillo, madre de tres de los niños y tía de los otros dos, le contó a Q’HUBO que los menores se levantan cada día con el anhelo de ver sus clases, sueño que se opaca con el paso de la mañana, pues deben decidir entre comer o recargar el celular. En los mejores días, cuando hay con qué, la familia compra paquetes móviles de mil o dos mil pesos para recibir los mensajes de Whatsaap para que los escolares desarrollen las actividades académicas.
Sueños sin conexión
Diana Valentina, de 13 años, es la mayor de los estudiantes en la familia y cursa séptimo grado. Debido a la falta de Internet, no puede recibir las clases virtuales y solo logra comunicarse con sus maestros a través de mensajes por Whatsaap. Muchas veces ni siquiera logra contactarlos, ya que la familia no tiene plata para comprar paquetes de datos móviles.
Jhon, Juan Pablo, Julián y Sofía, el resto de estudiantes de la familia, cursan diferentes grados de primaria en tres instituciones educativas distintas. Para ellos también ha sido un reto casi imposible adaptarse a las clases virtuales porque el único celular disponible debe ser compartido entre los cuatro y eso, cuando tiene datos móviles.
Un llamado a la solidaridad
Jenny Castillo contó que la familia hace varios años fue víctima de desplazamiento forzado. Se refugiaron en Ibagué donde iniciaron una nueva vida. Las ventas ambulantes han sido el sustento del hogar durante años, pero debido al Covid – 19 sus miembros han tenido que quedarse en casa, sin ningún tipo de apoyo económico, ni subsidio del Estado.
Jenny hizo un llamado a los Ibaguereños de buen corazón y al Gobierno local para que los ayuden a obtener conexión a Internet y los apoyen con equipos tecnológicos para que sus pequeños puedan cumplir sus sueños y sigan estudiando.
Dato
Las personas de buen corazón que deseen apoyar a los estudiantes se pueden contactar a la línea 314 444 2822.