MARIQUITA. En extrañas circunstancias falleció el hijo menor de una familia proveniente de la zona rural de Mariquita, luego de recibir atención médica. Un hecho que enluta y conmociona no sólo a sus padres, sino a la comunidad de ese municipio.
La pasada noche del viernes 14 de febrero, Elizabeth Arias, proveniente de la vereda Camelias, acudió con su hijo de tan sólo 2 meses de edad al centro médico de Mariquita por un cuadro de fiebre, sin ningún otro tipo de síntoma.
Alrededor de las 10 de la noche, el bebé empezó a ser valorado por el personal médico del centro asistencial de la localidad, según relató la madre del menor, con atención oportuna.
Minutos después, al niño le fue recetada una dosis de dipirona y se le ordenó un cuadro hemático, los cuales le fueron suministrados en cuestión de unos cuarenta y cinco minutos.
“Tuve que volver donde la doctora porque las enfermeras no querían realizar el procedimiento. Luego lo dejaron un rato, me pasaron a la habitación y allí permaneció con el suero y la droga”, relató Arias, quien añadió que el bebé comenzó a convulsionar después de varios minutos, por lo que se le practicaron maniobras de reanimación. Sin embargo, el menor falleció alrededor de las 10:30 p.m. de manera inexplicable.
De acuerdo con lo expuesto por la progenitora, la respuesta del centro médico ha sido confusa y se habrían limitado a decir que se trataría de una afección respiratoria, no obstante, el pronunciamiento no ha sido oficial, y están a la espera de un comunicado del hospital, que hasta el momento no se ha efectuado.
Luego de que se confirmara el deceso del pequeño, se organizó un plantón frente a las instalaciones del centro asistencial del Municipio, en el cuál participaron amigos y personas de la comunidad mariquiteña, como protesta ante los hechos.
En días pasados, Q’Hubo presentó un informe titulado “Aferrados a la justicia”, en el que se hace referencia a los últimos casos de posibles negligencias médicas registrados en el departamento, dos de ellos en Ibagué y el otro en el Guamo.
En los primeros dos, un menor falleció por una infección mal diagnosticada, después de sufrir una lesión por una puntilla en un pie; y en el otro, un menor de 14 años perdió la vida por una aparente mala atención, posterior a una caída durante un juego de fútbol.
Otro caso que causó conmoción fue el de un pequeño de 20 meses en el Guamo, quien sufrió amputación de sus piernas, luego de un mes esperando para ser intervenido quirúrgicamente en Bogotá.
