IBAGUÉ. Justo cuando está para despedirse el 2010, y las 12 de la noche se fijan en el reloj de la Catedral avisando el nuevo año, éste se daño. La antigüedad de su mecanismo pidió un receso negando la tradición de ver la coordinación de las manecillas y los segunderos del gigante de la cúpula.
De acuerdo con monseñor Eccelino Díaz, el aparato dejó de funcionar hace 15 días, por lo que está en reparación para llegar con todas en el 2011, y desde luego seguir guiando a los transeúntes del centro de la Capital.
Mientras tanto las pesas, el péndulo y los piñones que hace hacen parte fundamental de la maquinaria están parados esperando la mano divina que les de la salvadita.