Tristeza y dolor en exequias de la hija y nuera del exconcejal José William Castro

IBAGUÉ. Ayer a eso de las 10:00 de la mañana en la iglesia María Reina del Vergel se llevaron a cabo las exequias de Sara Castro Guzmán y Ana María Romero Lozano, hija y nuera del exconcejal y exsecretario de Gobierno José William Castro Cruz, quienes murieron en un accidente de tránsito el domingo en el sector ‘Alto de Canecas’, de la vía Bogotá – Girardot.

Historia. La Casa de Dios se ‘vistió’ de blanco a la espera de los féretros con los cuerpos de ‘Sarita’ y ‘Paquita’, como le decían de cariño a Ana María. Las jóvenes fallecieron en el siniestro vial cuando iban en compañía de Santiago Castro, William Castro Cruz, Yaneth Guzmán y la hija menor del excabildante del partido Liberal.
Sin duda alguna, uno de los momentos más dolorosos fue cuando llegó Guzmán con su hija menor en una ambulancia, la primera en silla de ruedas y la segunda en camilla y con cuello ortopédico. Ambas tenían asistencia médica de la Cruz Roja, que estuvo al tanto durante la eucaristía para atender cualquier descompensación.
El llanto no se hizo esperar en el momento en que arribaron los ataudes. Al lado de ellos permanecían los padres de las jóvenes y Santiago, novio de ‘Paca’. El dolor por la partida invadió por completo a quienes asistieron a las exequias que fueron presididas por Monseñor Flavio Calle Zapata.
Una vez culminó la eucaristía, la Alcaldía de Ibagué, el Concejo municipal y el colegio San Bonifacio de las Lanzas, emitieron decretos como condolencias por la tragedia.
El Juez del Circuito del Líbano, Enrique Romero y padre de Ana María, tomó el micrófono y con la voz entrecortada agradeció a todas las personas que acompañaron a la familia en esos momentos. Además le manifestó a Santiago que no debía sentirse culpable por lo sucedido.
Varios seres queridos y compañeros de clases tomaron la vocería y recordaron a las muchachas como personas humildes, solidarias, llenas de amor por los suyos y alegres.
Sin embargo, el dolor se hizo más intenso cuando Sofía, hermana de Sara, recordó en medio de lágrimas los momentos con esta y su cuñada, aunque a algunos les robaron unas sonrisas, a la vez estaban cargadas de tristeza. Ella rememoró cuando Sara la ayudaba a hacer tareas o le pegaba en son de ‘chanza’; los instantes en que se contaban secretos y se maquillaban, o cuando su hermano Santiago le preguntaba si ella le había contado cosas de él a su novia Ana María, a quien ‘Sofi’ la consideraba como de su propia sangre.
Las intervenciones culminaron y Monseñor dio la bendición al finalizar la ceremonia religiosa pidiendo que no se olvidaran de los fallecidos.
Mientras los féretros salieron de la iglesia, los amigos de Sara le rindieron un sentido homenaje con una calle de honor, rosas blancas y globos de corazones rojos.
Sus cuerpos fueron trasladados al cementerio La Milagrosa donde fueron sepultados.

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