IBAGUÉ. El 28 de agosto un líder comunal del Sur de Ibagué recibió un impacto por arma de fuego como resultado de una riña familiar que sostuvieron sus vecinos. La bala perdida se incrustó en su espalda y desde entonces, el hombre está en un centro asistencial con un lamentable diagnóstico médico.
Historia. En el quinto piso del hospital Federico Lleras Acosta permanece un hombre de 49 años que dedicó su vida a los oficios de la construcción y a resolver los problemas del barrio Baltazar, como miembro de la JAC. Julio César Parra despertó hospitalizado luego de que su vecina del frente que discutía con un cuñado, accionara el arma de la cual salió el proyectil que impactó la espalda del líder comunal, quien en ese momento cerraba la puerta de su vivienda. “Aunque en esa casa pelearan con frecuencia jamás imaginé que de esos conflictos la víctima sería yo. Estoy esperando que la Fiscalía tome acciones, pero ha pasado un mes sin que suceda nada. Mi vecina no asume su responsabilidad y yo me quedé sin poder caminar”, contó el hombre, a quien le diagnosticaron paraplejia.
Los hechos de violencia que tanto combatió en su labor como fiscal de la Junta del barrio en el que reside hace más de 18 años, golpearon de forma directa contra su humanidad y lo dejaron postrado en una cama. “Me han valorado tres doctores y todos dicen que no podré volver a caminar. Toda la vida he practicado fútbol y he trabajado para mi familia. En este momento siento frustración de no poder ni siquiera cubrir mis gastos médicos”, contó el paciente de la habitación 32B.
La recuperación. Luego de que su esposa lo trasladara en un taxi con su cuerpo lleno de sangre hasta el centro hospitalario, la lucha de ella y sus familiares no se ha detenido.
Ellos llegan a diario a la habitación para atender a su ser querido que en este momento necesita del apoyo de los ibaguereños para afrontar mejor su recuperación. “Toda su vida la dedicó a las labores de la construcción y con eso pudo sostener su familia. Sin embargo, ahora hemos tenido que afrontar gastos muy altos porque necesita de pañales diarios, pañitos, bolsas de colotomía y otros elementos. Además, en medio de todo este proceso tuvo una infección y requiere de mayor atención médica”, reveló uno de sus familiares. Aferrado a la Biblia, que conserva como resguardo en medio del drama que asume por una pelea ajena, Julio César solicita el apoyo de las autoridades para que sus agresores se responsabilicen del daño causado y extiende su voz de auxilio a las personas que puedan apoyarlo con el aporte de los implementos que requiere.
La agresora. Julio César reveló a Q’HUBO que su agresora vive desde pequeña en el barrio y al parecer, tiene un local comercial en la calle 14. Aunque la mujer aseguró a las autoridades que se haría cargo de los gastos médicos, al parecer se ha negado a responder.
Los familiares de Julio César no tienen rastro de la mujer, a quien no se le volvió a ver en Baltazar.