IBAGUÉ. Cuando pensaron que todo estaba normal y que no corrían riesgo en habitar la vivienda comprada hace tres años, los integrantes de familia de Dioselina Torres quedaron en la calle por el daño que sufrió el inmueble al desprenderse una porción del terreno.
A las 2:30 de la mañana, cuando el sueño es placentero y las cobijas son las confidentes, en el sector de Miramar, exactamente en la ribera de la quebrada El Tejar, se escuchó el estruendo que arrasó con la ventana, las escaleras y el andén de acceso de su casa, dejándola incomunicada.
“Una vecina me ayudó a salir, y los niños fueron evacuados por el techo porque no teníamos cómo huir”, explicó Dioselina, preocupada y desconsolada.
En el mismo acontecimiento, también resultó averiada la propiedad de Mariana Beiba, donde vive con sus hijas y nietos, por lo que le tocó trastear todas sus pertenencias por temor a un nuevo alud, provocado por las lluvias que debilitan el terreno.
“No sabemos qué vamos a hacer, ya estamos sacando todas las cosas porque nos da mucho miedo que esto se siga derrumbando. Lo que se afectó de esta casa fue la parte del patio, que colinda con la entrada de la casa siguiente (de Dioselina)”, agregó Francy Guzmán.
De acuerdo con los residentes de Miramar, esta es la segunda emergencia presentada por el deslizamiento de tierra, en menos de tres años.
“No atacaron recomendaciones”
El director del Comité Local de Emergencias, Jaime Arbey Díaz, explicó a través de Q’HUBO, que la competencia de esta dirección es atender las necesidades y verificar que no haya víctimas humanas ante una situación como la presentada en Miramar, y que pese a las advertencias que se habían hecho, la comunidad no las tuvo en cuenta.
“Estas personas ya se habían censado y hecho las recomendaciones, y no acataron. Debían darle manejo a las aguas”, explicó el director, agregando que durante la visita de ayer, “había fuga de aguas servidas, y no había manejo de aguas lluvias y de escorrentía, sumado a la humedad de este invierno”.
“Esto generó una carga en el talud, y por el peso que tenía el muro y las escaleras, el terreno cedió. La recomendación es no habitarlas. Nosotros estamos haciendo acompañamiento con ayudas humanitarias y gestionando ante otras dependencias de la Administración en lo que tiene que ver con el proceso de reubicación y de albergue”, concluyó Díaz.