IBAGUÉ. Los hechos se produjeron el martes al mediodía en la vivienda de la progenitora en la calle 50 No 2-21 del barrio Versalles. Los dos hermanos se enfrascaron en una discusión delante de su mamá, quien está convaleciente de una operación de meniscos de rodilla.
El acusado Jorge Armando Godoy Orjuela, de 28 años de edad, se ofuscó con su hermano Nelson Javier, un año mayor que él, debido a que llegó a la casa y le reclamó por no estar pendiente de su mamá, con quien ha vivido toda la vida.
El hombre con aparentes problemas mentales se descontroló cuando su consanguíneo le trajo el almuerzo a su progenitora, y entonces le tiró la sopa caliente y comenzó a lanzarle floreros, porcelanas y otros elementos de la casa.
Según el relato de doña Cecilia Orjuela Montealegre a la Fiscalía, su hijo Jorge Armando cogió a mansalva a su hermano, lo tiró al piso, se le paró encima y trató de ahogarlo. Aunque Nelson Javier es más robusto, no pudo defenderse debido a que el piso estaba liso por la sopa.
El agresor trajo de la cocina un cuchillo en cada mano y apuñaló a la víctima a la altura del cuello y la espalda. Su madre lo golpeó con las muletas y logró desarmarlo, pero Jorge Armando fue a la cocina, sacó otro cuchillo y lo cogió a puñaladas para rematarlo.
Los gritos de auxilio de doña Cecilia permitieron que dos vecinos entraran a la casa y evitaran que el endemoniado hombre siguiera acuchillando a su hermano, quien recibió un total de seis heridas en el tórax, cuello, región dorsal y la mano izquierda.
Lejos de calmarse definitivamente, el acusado volvió a la cocina, sacó un machete partido, salió a la calle y comenzó a gritar de viva voz que se iba a matar y ha causarse él mismo lesiones, siendo reducido y controlado en ese momento por los policiales que acudieron al lugar.
Aunque la defensora pública adujo que el agresor podría no estar lúcido, finalmente fue enviado a la cárcel de Picaleña acusado por la Fiscalía de homicidio en grado de tentativa, tras no allegarse al Juez Segundo de Garantías pruebas de su presunta inimputabilidad por enfermedad mental.
“Es la primera vez que veo a una persona que va riendo a la cárcel”, dijo la defensora al mostrar su inconformidad.