IBAGUÉ. En su paso por la casa de sus padres en Ibagué, Carolina Acevedo habló en exclusiva para Q’HUBO acerca de lo que fue para ella este 2017 y lo que vendrá para el próximo año.
Además de hacer un recuento de los mejores momentos de su carrera artística, la actriz relató por qué se considera una tolimense de alma y corazón.
¿Cómo termina este 2017 para su carrera actoral?
Acabo de terminar la temporada de teatro, estaba en La Castellana con una obra que se llama Los Bonobos, ya terminamos la temporada y arrancamos otra vez el 12 de enero, así que ya es muy merecido el descanso. Este año trabajé mucho.
¿Este año cuál fue el papel al que más le cogió cariño?
Amelia en La nocturna, ese fue un personaje con el que sufrí mucho. Había días en los que llegaba a mi casa absolutamente cansada de todo lo que me conmovía ese personaje. Actoralmente hablando fue muy difícil y me exigía mucho. Creo que para mí ha sido el personaje más dramático que he hecho en mi carrera. Amelia ha sido mi personaje más significativo e importante y eso me tocó este año.
¿Qué proyectos tiene para 2018?
Arranco una serie con Netflix en febrero y también se viene la segunda temporada de Los Bonobos en la Castellana, eso por ahora.
¿Cómo resumiría su carrera actoral?
Como un gran tobogán, esto es un tobogán, subes, bajas, te mantienes, pero estás ahí. Eso es la actuación, hoy estás en un personaje súper reconocido, mañana haces otro que la gente ni siquiera recuerda.
¿Prefiere de mala o de buena?
¡De buena! A mí me gustan los retos y hacer una buena que no sea boba es muy difícil y hacer una buena diferente siempre es más difícil. Definitivamente disfruto hacer más de buena que de mala.
¿De pequeña siempre quiso ser actriz?
¡Yo nunca quise ser actriz! pues la verdad nunca se me pasó por la cabeza. Yo quería ser odontóloga, nunca quise ser ni reina, ni modelo, ni actriz. La que quería ser todo eso era mi hermana (Risas).
Entonces, ¿qué pasó?
A los 12 años en un centro comercial estaba con un amigo mío de acá de Ibagué y me dijeron que si quería trabajar en televisión. Así entré a De pies a cabeza y me volví famosa cuando era Violeta y venía acá, era muy gracioso. Luego empecé a trabajar, terminé el colegio y mi papá me preguntó que qué quería hacer y le dije que quería estudiar a Shakespeare y me mandó a vivir a Inglaterra.
Allá empecé a estudiar y volví a seguir estudiando y trabajando.
¿Y el sueño de ser odontóloga, aún lo tiene?
No, ¡gas! yo escupo y me pongo a mirar para otro lado porque me vomito. Yo estudié, hice hasta cuarto semestre y me salió mi primer protagónico que era Pobre pablo y me salí.
Cuando regresé de Inglaterra retomé la odontología, pero ya en este momento de mi vida no me veo sacándole dientes a nadie. No era para mí, lo mío era esto y estaba definido.
¿Tuvo segunda boda este año en Cartagena?
¡Que va! eso es puro chisme. ¡No! Firmé un papel que se llama La ketubah. Cuando la mamá es judía convertida, para que los niños sean judíos 100 por ciento y puedan celebrar su Bar Mitzvah, los papás deben firmar un papel en donde oficialmente hacen que su hijo sea hijo de un matrimonio judío. Eso fue lo que pasó, pero nada más.
¿Es cierto que se considera tolimense?
Mi alma es de Ibagué, no nací acá pero soy tolimense de alma. Toda mi infancia crecí aquí en vacaciones, así que soy bien tolimense. ¡Yo de rola no tengo nada! Además que soy del Tolima grande, mi papá es del Huila y mi mamá del Tolima.
¿Qué es lo que más disfruta cuando viene?
No hay nada como comer en el Carnaval del Pollo, (risas) ¡Amo el Carnaval del pollo! Me encanta comer helado de ‘Marinita’ de la Quinta y por supuesto estar con mis papás. Para mí es tranquilidad y no pensar en nada más, no tengo que madrugar porque mi mamá madruga y le da desayuno a Mathias (risas). Ya tiene a tres personas más para darles lora.
¿Qué sueño le falta por cumplir?
Trabajar con Pedro Almodóvar y voy pa’ allá. Siempre he querido eso, desde chiquita lo he dicho, pero hay que trabajar por ello y estoy segura que lo voy a conseguir.