IBAGUÉ. Hace 40 años, doña Dominga Triana compró un lote en la carrera Tercera No. 19 – 21 del barrio La Gaviota. Le costó 30 mil pesos, dinero que pagó a cuotas.
Con el paso del tiempo construyó su casa, pero nunca imaginó que un día la quebrada La Tusa podría amenazar su vida y la de sus seres queridos.
“En ese momento la quebrada era un chorrito, además habían bastantes árboles. Claro, cuando se fue poblando el barrio (su casa fue una de las primeras), empezó la deforestación y llegaron las avalanchas. Ya van tres”, aseguró.
“La última y la más catastrófica, fue la del 12 de abril del 2012. Fue impresionante, las casas y el piso se movían como una licuadora. Afortunadamente alcanzamos a salir pero cuatro casas desaparecieron, varias quedaron averiadas y nos quedó claro que estamos en zona de riesgo”, agregó.
En ese momento, según contó la comunidad, la Alcaldía les pagó unos meses de arriendo y les prometió reubicación pero como no “salieron con nada” y les dejó de dar la ayuda económica, les tocó volver a sus casas.
Tiempo después, el Grupo de Prevención y Atención de Desastre, Gpad, hizo labores de mitigación con un muro de aproximadamente un metro y 20 centímetros, en la curva de la quebrada, pero la sedimentación de la quebrada lo enterró y ya ni se ve.
“Hablando con la comunidad pudimos apreciar que hay adultos mayores, niños con discapacidades físicas que les impediría evacuar en una eventual emergencia. La situación es más preocupante si tenemos en cuenta que no hay alertas tempranas instaladas que podrían ayudar a prevenir un desastre en el sector”, expresó Norma Constanza Díaz Velásquez, directora de Patrullas de Salvamento.
