IBAGUÉ. La música es transportadora de sueños y Zully Buriticá ideó una estrategia de inclusión educativa para que los niños que tienen discapacidad auditiva puedan aprender ritmos musicales aún sin la posibilidad de oir la melodía.
La joven de 22 años estudiante de Licenciatura en Música en el Conservatorio del Tolima, se reúne con estudiantes de primaria del Instituto Tolimense para Sordos, Itsor, todos los viernes en la mañana para dar ritmo en el silencio al son de tamboras, maracas, redoblantes y otros instrumentos de percusión menor.
La razón. “No me gusta que los niños que tienen dificultad para aprender sean discriminados, por eso quise estimular a los menores por medio de la música como prueba de que la solución en la educación, es crear metodologías diferentes de acuerdo a la necesidad del individuo”, indicó la promotora de la iniciativa.
Las clases iniciaron hace un año cuando Zully, mediante un convenio entre la Universidad y el Itsor, cautivó la atención de los padres de familia y directivos del plantel para ofrecerle a los niños de preescolar a quinto grado, la oportunidad de expresarse musicalmente bajo comandos de movimiento que generan ritmos.
El método.“Los prefesores de allá nos ayudan con la interpretación en el lenguaje de las señas, nosotros entregamos el mensaje y el docente como guía, hace que los niños ejecuten la acción” manifestó Buriticá.
El año pasado se realizó el folclorito del colegio y los niños de básica primaria participaron con la entonación del sanjuanero huilense, en este evento significativo para la comunidad, se sintió algo más allá de la música, fue la sensación de que los niños vibraron desde adentro con lo que no pueden escuchar afuera.
“Este proyecto es más que una tesis de grado, la música y los niños son mi pasión, sobre todo cuando se trata de hacerlos felices con algo que desconocen”, puntualizó la artista.
Zully desde su infancia ha estado involucrada con los aires musicales, su vena artística se destacó cuando creaba ritmos con los utensilios del hogar, a partir de allí su familia la matriculó en el colegio Conservatorio de Ibagué y fue el violín el instrumento que cautivó sus sentidos, la joven también tiene destrezas para el canto, pero es la docencia el rol que la motiva a diseñar mecanismos que promuevan un cambio en la educación, ya que según manifestó Buriticá, la música es una vía transversal para desarrollar habilidades matemáticas y cognitivas.
“El reflejo de mi proyecto está en la dedicación de los pequeños, es como si realmente escucharan los sonidos y se concentraran en ellos; tengo claro que el lenguaje musical es el camino para transformar su mundo y convertirlos en seres incluyentes en la sociedad que los margina, y esa es la base de mi labor académica”, concluyó la mujer.