IBAGUÉ. Hasta hace dos años Brayan Mauricio Riobo Murillo disfrutaba de su niñez pues era tan sano y ‘fortachón’ que no le daba ni una gripa.
Sin embargo según su padre, José Ignacio Riobo, “desde el 2015 cuando lo operaron por una apendicitis, el niño se empezó a hinchar y los médicos le diagnosticaron una enfermedad renal. ¿Por qué? no sabemos”.
Debido a la gravedad de su estado de salud, hace ocho meses le iniciaron diálisis. De esta manera, los martes, jueves y sábados el ‘pequeño’ sale en compañía de sus padres desde los multifamiliares de El Tejar, al Sur de la Ciudad hasta una clínica en el barrio Cádiz, en buseta pues la familia no tiene plata para pagar una carrera.
“Yo soy ayudante de construcción y en los últimos meses no me han empleado. Mi esposa trabajaba pero ahora no puede, debe estar tiempo completo con el niño quien es el menor”, dijo.
“El sale muy ‘maluquito’ del tratamiento. Sale débil y mareado pero nos toca ‘montarlo’ en la buseta. Además tampoco se está alimentando bien. No tenemos como hacer mercado. Afortunadamente la atención en la E.P.S ha sido buena y no nos ha tocado ‘luchar’”, agregó el hombre.