IBAGUÉ. Álvaro Gaitán Bazurto, forense de Medicina Legal, declaró ayer en la segunda jornada del juicio por el homicidio de Erika Yeneris, cuyos restos desmembrados fueron encontrados esparcidos en la vía de Ibagué a Alvarado.
Según explicó, le correspondió hacer la necropsia de la cabeza y los dos brazos que fueron cortados sin comprometimiento de huesos, utilizando la zona cartilaginosa con cortes limpios.
El mecanismo de muerte fue con objeto contundente en la zona craneal y estando aún consciente fue víctima de una multitud de cortes a nivel facial, que con la extracción total parcial de los pulpejos de los dedos que también sufrió, denotan la pretensión de evitar su identificación.
Después se produjo la decapitación por detrás y la desarticulación del cuerpo a la altura de las articulaciones con un arma blanca, luego se lavó las partes corporales desmembradas, las cuales fueron trasladadas de forma oculta, permitiendo inferir que el victimario tiene carro.
El médico forense señaló que la mano dominante del agresor fue la derecha, al parecer un varón adulto, fornido y con conocimientos en criminalística.
El dictamen pericial concluyó además que la crueldad excesiva reflejada en los 58 cortes en la cara, diferentes a las lesiones que causaron el deceso, corresponden a un crimen pasional.
Pulpejo pegado con pegadit
También compareció como perito la lofoscopista del CTI, Nubia Azucena Camacho, que detalló al Juez Primero Penal del Circuito la forma como pudo ser identificada Erika Yeneris.
La experta en necroidentificación indicó que el pulpejo de un dedo meñique se lo quitaron estando viva y los nueve restantes ‘post mortem’ con cortes lineales profundos para dificultar que la víctima fuera reconocida.
Sin embargo, la labor fue posible porque la pérdida de tejido no fue total en los dedos índice y pulgar de la mano derecha. Un pedazo de la yema del dedo pulgar logró ser pegado con ‘pegadit’ y de esta manera se pudo tomar la impresión de la huella dactilar.
Así mismo, compareció Ovelio Ortega Aguílar, perito dactiloscópico del CTI, quien mediante las impresiones dactilares recaudadas y la tarjeta decadactilar preservada en la Registraduría, logró cotejar la información y determinar finalmente la identificación de la esposa del ex coronel Joaquín Aldana.
Aunque el abogado de la defensa, Jorge Enrique Lozano Guarín, había argumentado que Erika Yeneris no estaba muerta, ayer al final de la audiencia aceptó como probado ese hecho y expresó su interés en hacer esa estipulación probatoria que le propuso el Fiscal 53 de Derechos Humanos, Álvaro José Galindo.