IBAGUÉ. Oscar Iván Barrios Peña, de 20 años, se la pasó llorando durante toda la audiencia a la que fue llevado al Palacio de Justicia, luego de haber sido capturado en flagrancia robando.
El lacrimógeno ladrón y su cómplice menor de edad hurtaron una cámara digital, luego corrieron con rapidez y se metieron a una casa ubicada en la carrera 4a Tamaná No 22-11.
La víctima Angélica María Gualteros Ferrini le informó a unos policiales hacia donde habían cogido los pillos queriendo huir.
Fue así como la dueña de la vivienda, Rosa Enciso, le dio permiso a los agentes del orden para ingresar al domicilio, donde los delincuentes finalmente fueron capturados en el tercer piso.
La cámara fotográfica fue arrojada por los rateros, pero los uniformados se dieron cuenta y además les encontraron una navaja con la que intimidaron a la ofendida, quien le dejó un ojo morado de un golpe al ser capturado.
Cuando fue llevado ante el Juez Séptimo de Garantías para legalizar su aprehensión y la imputación por hurto calificado y agravado que le formuló la Fiscal 10 Seccional, Oscar Iván Barrios Peña no dejó de llorar un segundo y con la voz entrecortada aceptó los cargos.
Los nervios de acero y el temple para cometer el delito lo traicionaron en la diligencia y en cambio se mostró débil, sin ‘huevos’ y poco faltó para que se orinara en los pantalones, mientras su esposa y madre de sus dos hijos y de un tercero que viene en camino le reclamaba más carácter.
El llanto se apagó después de terminada la audiencia en que la Fiscal Diana Patricia Cardona no solicitó la imposición de medida de aseguramiento al ladrón por carecer de antecedentes y en consecuencia el Juez de Garantías ordenó su libertad inmediata.