IBAGUÉ. Hasta el último minuto las dos mascotas acompañaron a su amo ‘Ramona’ como era conocido Hernán Humberto Contreras Valencia, un habitante de la calle muy querido por todos los residentes del barrio Arkambuco quien ayer falleció en un andén del sector.
“Como a eso de las 7:30 u 8:00 de la mañana una vecina que llevaba el desayuno lo vio en el andén acompañado de sus perritas que nunca abandonó”, comentó Rodrigo Hernández Varón.
Sin embargo, pasadas las 8:00 de la mañana los vecinos de la zona se dieron cuenta que ‘Ramona’ no estaba bien, así que se acercaron, pero el hombre ya estaba muerto.
Hasta el lugar llegaron las personas que desde hace 30 años lo conocían, pues toda su vida había vivido en la zona. “Era muy querido por todos porque le colaboraba a quien lo necesitara, aunque le gustaba el trago era muy honrado y respetado por todos, tanto así, que muchas personas le pedían favores”, señaló Hernández.
Según información suministrada por los testigos, su mamá vivía en el barrio Arkalá, pero hace 25 años murió y le dejó una casa, pero por su vicio y su forma de vivir acabó con la vivienda. “El decía que la hermana había vendido el lote y lo había dejado en la calle”, señaló el hombre.
Debido a esto, el sujeto pasaba sus noches en algún andén de casa o locales comerciales del sector comercial de allí y vivía de la caridad de la comunidad, ya sabía dónde le regalaban el desayuno y almuerzo.
Les dolió. Luego de acordonar el área y mientras esperaban que llegaran los encargados del levantamiento del cadáver, al lugar se acercaron varios vecinos para tapar el cuerpo con una sábana, pero la Policía se los impidió, por lo que se escucharon algunas voces de protesta pues la escena era cruda para quienes lo querían tanto y aún más para Lulú y su otra perrita que no se apartaron del cuerpo aún en el momento de la diligencia.
El doliente indicó que la comunidad está dispuesta a brindar la ayuda que sea necesaria para darle cristiana sepultura a quien tanto apreciaban, pues a la fecha se desconoce el paradero de familiares que puedan recoger el cuerpo en Medicina Legal. Al parecer, una persona anónima es quien va a donar el ataúd y la bóveda en el cementerio San Bonifacio.
