IBAGUÉ. Decaer por la discriminación no está en la mente de las personas de talla baja que a pesar de las dificultades que afrontan en la vida, logran abrir espacios como cualquier otra persona.
El carácter y el conocimiento son para ellos los principales objetivos para sobrepasar las barreras que el mundo ‘normal’ les pone por ser personas no cotidianas.
Su estatura los hace ver infantiles y por ello se hacen notar con sus capacidades.
Es el caso de Wendy Gaviria, una madre que contó su experiencia en una charla que se realiza en el marco del Primer Encuentro Deportivo y Recreativo para personas de talla baja, en la Universidad de Ibagué.
Tuvo que sobresalir y aprender a conducir y adaptar un vehículo para poder llevar a sus hijos al colegio y poder hacer sus diligencias sin depender de alguien.
“Soy una mujer muy feliz, que tiene complicaciones como todos. Mi hermana me ayudó a ser independiente”, manifestó Gaviria, quien también agradeció el apoyo de su progenitora que siempre le dijo que era capaz.
Otro caso que se expuso en la charla fue la de Isabela Hernández Luque, quien jugaba junto a otros niños de talla baja, mientras sus padres contaron la lección de vida que ella les dio al nacer.
Su dulzura y capacidad les enseñó a adaptarse a ella y saber que es una persona como cualquier otra.
Tuvieron que afrontar que una escuela la rechazara porque “las personas con discapacidad afectaba la imágen de la institución”.
Pero que, a pesar de ello, no han dejado de luchar, porque la misma Isabel se los exige con su independencia.
Casos como estos se conocieron durante la actividad, que fue liderada por Elsa Edith Barrios, quien también es de estatura baja, profesional en contaduría y especialista, que tuvo que afrontar rechazos de diferentes empresas, pero logró trabajar en la Universidad de ibagué.
