Lo mismo de siempre

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IBAGUÉ. Érase una vez, la historia de un equipo que pudo remontar un partido con dos goles de diferencia, apoyado por una tribuna que por primera vez lució llena, pero terminó con un amargo empate, logrado por su rival en el último minuto.

Así arrancó el relato del capitulo que disputaron ayer Tolima y Junior en el estadio Manuel Murillo Toro, con el mismo final del pasado, en el que Itagüí también igualó en el suspiro del compromiso.

Ni los jugadores, ni los hinchas lo podían creer, pero sucedió, pasaron de la alegría por estar a segundos de conseguir tres puntos, que les devolvería la esperanza de subir puestos en la tabla de posiciones, a la tristeza de ver cómo de un tiro de esquina los ‘Tiburones’ eran los que paraban el cronómetro celebrando, y los dejaban con remotas opciones de clasificar a la segunda fase.

Junior se fue en ventaja a los 5 minutos, gracias a un tanto del Vladimir Hernández, que con un ‘sombrerito’ venció a Silva.

Luego, una lesión de Hugo Lusardi originó el ingreso de Robinzon Aponzá, quien le dio un giro al funcionamiento de los dirigidos por Carlos Castro, que empezaron a tener más velocidad y opciones, pero soportaron otro ‘baldado de agua fría’ a los 26’, cuando de tiro libre, Juan Guillermo Domínguez puso el 2-0.

Sin embargo, el empuje de los aficionados que colmaron la tribuna norte, sobre todo los niños, motivó a los ‘guerreros’, que a los 33’ descontaron por intermedio de Rogerio Leichtweis, y a los 45’ cerraron la primera parte con una nueva anotación, esta vez Charles Monsalvo de penal.

Ya en el segundo tiempo y con el único objetivo de ganar, los ‘Pijaos’ se apropiaron de las acciones y Antony Silva se ‘enchufó’ para convertirse en figura y no permitir que durante el tiempo reglamentario, la pelota volviera a entrar en su portería.

El festejo total llegó a los 62’, cuando de un ‘revueltijo’ en el área Jhon Valencia pudo ingresar el balón al arco de Viera. Luego el técnico sacó a un delantero para ingresar un volante de contención, con el fin de tener el balón, pero no fue suficiente y a la expulsión de Aponzá por doble amarilla (79’), se le sumó la ‘maldición’ de la última jugada, que significó el empate de Luis Narváez, impidiendo que los ‘Musicales’ fueran felices y comieran perdices.

 

ANGÉLICA MAHECHA URIBE

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