Lo quemó ‘la culpa’ y se entregó

IBAGUÉ. Mientras en Medicina Legal una familia trataba de reconocer ayer al hombre asesinado y quemado durante la madrugada del martes en ‘La Vuelta del Chivo’, barrio San José, un sujeto llegó a la Fiscalía y dijo ser el presunto homicida.

El brutal crimen fue relacionado inicialmente con una disputa de bandas criminales entre los barrios San José y Matallana por la venta de alucinógenos. Sin embargo, el individuo que se presentó contó lo que según él, había ocurrido.

Jhon Jairo Alfonso Piedrahíta Toro relató en presencia de su abogado que tenía problemas con la víctima y que esa madrugada se encontraron cuando el fallecido iba para el barrio San José.

El presunto homicida lo golpeó con un arma de fuego en la boca y luego le disparó. Le habría querido sacar los ojos con un cable aún con señales de vida, pero se los hundió.

Lo amenazó con quemarlo y se fue a comprar fósforos con un cigarrillo. Al regreso, le disparó nuevamente para que no sufriera cuando fuera incinerado.

Se espera que Piedrahíta Toro, alias ‘Aguapanela’, comparezca hoy ante un Juez de Control de Garantías para definir su situación legal.

 

Parientes del muerto

 

Martha Lucía Herrera, en compañía de su hijo y su nuera, vieron en algunas fotos el buso, pantalón y zapatos, que según ellos, eran los mismos con los que Héctor Andrés Plazas Herrera fue visto por última vez en la puerta de su casa cerca a la Plaza de La 28, de donde salió el lunes en la noche.

Los forenses notaron que el cadáver tenía una operación con platino en el brazo derecho, por lo que solicitaron a los allegados presentar los informes médicos respectivos.

En la tarde de ayer, las autoridades confirmaron que se trataba de Plazas Herrera, quien fue entregado para ser sepultado.

 

¿Quién era la víctima?

 

Héctor Andrés Plazas Herrera cumplió 26 años de edad el 10 de marzo. Siempre vivió en el barrio Hipódromo, a un costado de la Plaza de La 28 donde era conocido porque arreglaba pescado, y además sus padres llevan 40 años en la zona dedicados al comercio. El occiso deja una hija de seis años de edad.

La familia afirmó que él tenía problemas de consumo de alucinógenos, pero “no era integrante de una banda como lo dijo el coronel Murillo (comandante de la Policía Metropolitana de Ibagué). Eso es una equivocación muy grande”, afirmó Martha Lucía Herrera, mamá del occiso.

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