En un rincón del Quindío, donde las montañas se entrelazan con los primeros rayos del sol, nació una estrella destinada a iluminar los corazones con su arte y pasión. Angie, estudiante del programa de Derecho de la Universidad Cooperativa de Colombia campus Ibagué, vio por primera vez la luz en este idílico paisaje, pero fue en un corregimiento del Tolima donde su alma impaciente por entregar arte, pasión y música al departamento encontró su hogar.
Desde temprana edad, Angie demostró un talento innato por el arte. Bailaba, cantaba, practicaba patinaje y emprendía con la misma energía y carisma que la caracterizan hoy en día. Su viaje comenzó en Calarcá, donde perteneció al grupo de coro local. Fue allí donde aprendió a valorar su arte como la forma más auténtica de ser ella misma y encontró la felicidad forjando su propio destino.
Con el tiempo, sus horizontes se expandieron y decidió viajar a la ciudad de Ibagué, donde encontró un nuevo hogar, cálido, amable y musical. Dispuesta a seguir viviendo de lo que le daba vida y sentido a su existir, se propuso continuar su camino por el mundo a través del canto y la danza, talentos que siempre llevaron su apellido como un sello de identidad.
Pero Angie no solo buscaba la realización personal, también anhelaba ser parte de una comunidad, ayudar a preservar los valores que sus padres y abuelos le inculcaron con tanto amor. En el corregimiento 7 de Ibagué encontró esa oportunidad, construyendo mensajes de concientización sobre el cuidado y protección de la naturaleza.
La calidez de su gente conmovió su espíritu y conquistó su corazón, mientras su empatía, compromiso y carisma ganaban el aprecio y la confianza de la comunidad. Utilizando su voz como un grito de amor, su cuerpo como la expresión más pura de libertad y el deporte como el maestro del trabajo duro, Angie se convirtió en un faro de positivismo y vida para aquellos a su alrededor.
Aunque reconoce que aún tiene cosas por mejorar, Angie ha aprendido que los tropiezos son lecciones que la llevan más lejos. Hoy, la vida le está recompensando por su perseverancia y fuerza, y sus logros generan expectativas para quienes siguen su viaje. Pero para quienes realmente la conocen, lo más importante es que esa sonrisa honesta y real jamás se desvanezca.
Angie es una prueba viviente de que el arte, la pasión y el compromiso pueden transformar vidas y comunidades, y por eso hoy sueña con ser la próxima embajadora del folclor en el Encuentro Municipal del Folclor 2024, con el anhelo de ser llamada Señorita Ibagué.
