¡Erotizar la piel!

Norma Bejarano.

Psicóloga-Sexóloga

Los antiguos griegos disfrutaban de caminar ligeros de vestimentas. Cuentan las leyendas que incluso lo hacían desnudos. Libres de pecado y pudor. Pues para ellos, la piel era además de un medio protector, uno de comunicación, interacción y compresión. Hay momentos en los diálogos de Sócrates que exploran cómo nuestro cascarón puede contener un aspecto luminoso. Pablo Neruda termina uno de sus poemas diciendo «debajo de tu piel vive la luna»… Pero sabemos que la luna no genera luz, lo que vemos es gracias a los reflejos del sol. Así, metafóricamente el sol erotiza la luna. Nosotros erotizamos nuestra piel. Erotizar es impregnar de Eros, es cargar, por así decirlo, un aspecto o parte de nuestro ser, de deseo, anhelo, cariño, excitación, y placer.


¡Respuesta sexual de la piel!


En los sujetos se produce una reacción total del cuerpo al ir en aumento el estímulo sexual, no cualquier estímulo, o no uno generalizado, sino el que cada quien vivencia cómo tal; no en vano dijo Freud que sí esas «ventanas a la excitación» no se abrían con los estímulos adecuados se volvían con facilidad ‘histéricas’ o molestas. Las caricias, del tono que cada quien prefiera y guste, conducen a determinados movimientos; así, la piel con sus cuitas, sus historias y paisajes es el marco erótico por donde hay que guiarse. Pues al explorar nuestra superficie comprobamos si es fina, si tiene relieves, o es rugosa, si resulta irritante, molesta o intolerable, o por el contrario se afirma como nuestro espacio para poder comunicarnos con el otro.

Poner o que nos pongan la piel de gallina implica desplegar ese espíritu y su dimensión anímica, esto es que Eros esté en nosotros. Al contacto con el otro, con ese ser concreto del deseo, al hacer los escarceos propios del rito y cuando comienza a aumentar la excitación la piel se activa, se da aquella respuesta sexual de la piel.


Impregnar la piel de deseo!


Impregnar de deseo es construir una historia alrededor de algo y vernos y sentirnos cómodos ahí: atraer o sentirnos atraídos. La piel impregnada de deseo, la piel erotizada, cobra gran importancia en los encuentros y las expresiones sexuales o de los sujetos sexuados. La piel esa superficie de aproximadamente dos metros cuadrados es toda ella una zona para Erotizar. Toda una área capaz de invocar a Eros. Y de eso nos deja sustento Neruda:


Ay, todo de tu piel vuelve a mi boca


Vuelve a mi corazón, vuelve a mi cuerpo


Y vuelvo a ser contigo la tierra que tú eres.


Erotizar la piel entonces nos permite el límite y la barrera, el cuidado, y también trasmitir y transmitirnos información. La piel erotizada y objeto de las caricias sabrá cuando algo no es agradable, le distrae o le irrita y nos llevará por esas expresiones que para ella resulten agradables o espontáneas.

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