Las edades de Carola, Manuel y Elvia suman 305 años. En Colombia, Coosalud concentra en 21 departamentos, 6.793 usuarios de al menos 100 años. 3.825 de ellos están en Sucre, donde habitan las personas que hoy comparten sus secretos de longevidad y quienes están afiliadas a la EPS desde su fundación hace 29 años.
En el mes de octubre se conmemora en el mundo el Día Internacional de las Personas de Edad, quienes, en palabras del secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Antonio Guterres, son “fuentes inestimables de conocimientos y experiencia y tienen mucho que aportar a la paz, al desarrollo sostenible y a la protección de nuestro planeta”.
La misma organización destaca que entre los objetivos de esta fecha en 2023 están potenciar la protección de los derechos humanos de las generaciones actuales y futuras de personas mayores; compartir y aprender de los distintos modelos intergeneracionales para la protección de los derechos humanos en todo el mundo y que los gobiernos revisen y fortalezcan la solidaridad entre generaciones y las asociaciones intergeneracionales.
Según el DANE, en Colombia 22.945 personas tienen más de 100 años, 8.521 de ellas son hombres y 14.424 son mujeres. Llegar a esta edad no deja de ser una hazaña si se tiene en cuenta que la expectativa de vida en el mundo es de 73,4 años. De acuerdo con la ONU, solo el 0,008% de la población mundial, que corresponde a aproximadamente 621.000 personas, lo consigue.
Pero ¿cuál es el secreto individual para llegar de la mejor manera posible a los 65 años o más? Se lo preguntamos a Carola, Manuel y Elvia, quienes habitan en el departamento de Sucre, donde Coosalud cuenta con 3.825 usuarios que superan los 100 años de vida y que coinciden en una fórmula cuyos principales ingredientes son: el amor, el perdón y la salud.
Los tres han sido testigos de grandes hechos históricos y avances tecnológicos, desde el descubrimiento y aplicación de vacunas para erradicar virus como la viruela, hasta el uso de robots para la práctica de cirugías. Ellos coinciden en que el secreto para alcanzar ese grado de vitalidad, más allá de la alimentación o las rutinas, son estrategias espirituales, como una alta autoestima y la empatía.
Carola Esther Garrido Vega, nacida un 11 de febrero, ya cumplió sus 105 años, los cuales ha cultivado queriéndose a sí misma y dando abrazos a familiares y coterráneos. “Yo quiero a todo el mundo”, recalca con voz pausada. “Ahora vivo con una nieta que me quiere mucho. Se llama Adelaida. Pero tengo muchos más nietos que me han dado mis ocho hijos”.
Al parecer, el número de nietos es muy elevado como para guardarlos sin tropiezos en su memoria centenaria. Por eso, solo alcanza a recordar los nombres de Rafael y Abelardo. “Los demás nombres se me olvidan, pero apenas los veo, sé que son mis nietos”, expresa sonriendo.
Cada mañana, después de levantarse, Carola entra al baño, toma café y desayuna lo que le pongan. “Porque, hasta el momento, ninguna comida me ha hecho daño”. Uno de sus pasatiempos preferidos es leer cualquier libro que caiga en sus manos, sin tener que ponerse lentes, porque su sentido de la vista continúa siendo 20/20, como cuando tenía 15 años.
Manuel Francisco Montalvo Corpas es otro de los centenarios que hoy comparte sus secretos de longevidad. Ya alcanzó los cien años y es de pocas palabras. “No hemos nacido pa’ semilla”, menciona cuando le hablan acerca de la muerte.
“Uno tiene que aceptar que nació para morir”, asegura, sin embargo, asiste juicioso a sus controles médicos de rutina. Entre los más recientes está el del 8 de septiembre pasado, en el que le practicaron un examen para monitorear su ritmo cardiaco.
Elvia Bety Solano Narváez, por su parte, cumplirá pronto sus 101 años. Nació en Pueblo Nuevo, municipio del departamento de Córdoba. “Yo tuve diez hijos, entre esos a un par de mellas. Pero cualquier día los médicos dijeron que me iban a operar para que no pariera más. Y hasta ahí llegó la paridera”, relata, haciendo gala de una voz aún diáfana y portentosa.
Su memoria aún le permite acordarse que sus padres se separaron cuando ella aún estaba muy pequeña. “Yo me acostumbré a comer de todo, porque mi mamá tenía crías de animales: gallinas, cerdos, patos, chivos, de todo…”, detalla sin tropiezos hasta divisar la fecha cuando, aun exquisitamente joven, se conoció con el que sería el padre de sus diez hijos.
“Él era un hombre trabajador y muy bueno conmigo. Me trataba con cariño, jamás me pegó, ni me gritó. Pero un día se enamoró de una muchacha y se fue a vivir a una finca, donde trabajó, tuvo hijos y compró un carro en el que transportaba lo que producía la finca”.
Sobre esta página de su vida cuenta con mucho orgullo que sus hijastros aprendieron a quererla mucho, en respuesta al amor que ella les prodigaba: “Ellos no tenían la culpa del error que cometió su papá. Por eso a mí nunca se me ocurrió ir a pelear con la mamá de esos pelaos. Ella estaba en su puesto y yo en el mío. Lo único que le pedía al papá era que no abandonara a mis hijos”.
Y la petición fue efectiva: periódicamente el esposo enviaba a los hijastros con el carro lleno de los productos de la finca, de modo que Elvia solo tenía que dedicarse a la modistería para terminar de cubrir los gastos de la casa, pues nunca quiso ponerles un padrastro a sus hijas.
Cuando se le pregunta por la fecha de su nacimiento, solo se acuerda que fue un 14 de diciembre, el año 1922, se lo tienen que recordar sus hijas. Lo que si tiene claro Elvia es su secreto para coronar la centuria: el amor que ha dado a sus hijas y a todo el que ha estado a su lado.
“El perdón también ayuda a vivir bastante. Si Dios perdona, uno también tiene que perdonar. Yo perdoné al papá de mis hijos por lo que me hizo. Nunca les guardé rencores ni a él ni a sus hijos. El mayor de mis hijastros un día me dio las gracias por haber perdonado a su mamá”.
Hoy, su mayor felicidad es estar rodeada de sus hijos y nietos, que incluyen también los de sus hijastros. “Yo quiero a todos mis hijos y nietos por igual”, aclara cuando le preguntan capciosamente por el alcance de sus amores.
Según estimaciones de las Naciones Unidas, para mediados de este siglo, la esperanza de vida promedio sobrepasará los 77 años. Este incremento se sustenta en el hecho de que, durante los últimos dos siglos, la longevidad ha experimentado un aumento constante a nivel mundial, gracias al desarrollo de vacunas, antibióticos y una mejora en las condiciones de saneamiento. Coosalud se mantiene alineada a este contexto, teniendo en cuenta que uno de sus propósitos como EPS es aumentar los años de vida saludable de sus afiliados.
Datos claves de Naciones Unidas
- Se prevé que el número de personas de 65 años o más en todo el mundo se duplique con creces, pasando de 761 millones en 2021 a 1600 millones en 2050. El número de personas de 80 años o más está creciendo aún más rápido.
- En todo el mundo, se espera que los bebés nacidos en 2022 vivan 71,7 años de media, 25 años más que los nacidos en 1950.
- Las mujeres tienden a vivir más que los hombres y, por tanto, representan la mayor parte de la población de edad avanzada. En 1950, las mujeres podían llegar a vivir casi cuatro años más que los hombres en todo el mundo. En 2021, la diferencia entre ambos había aumentado a más de cinco años.
Se prevé que el número de personas en edad de trabajar (de 55 a 64 años) aumente de 723 millones en 2021 a 1075 millones en 2050, y a 1218 millones en 2100.