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REDACCIÓN Q’HUBO
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Se preguntó alguna vez el novelista Sándor Márai: ¿Habrá tal vez cierto erotismo en el fondo de cada relación humana? A lo que luego se respondió… “En el fondo de todo amor, de todo cariño, de toda amistad, de toda relación humana, late el erotismo”. Esto es que el ser humano se constituye como humano en el sentido de tener una relación erótica con los demás. La Erótica (el erotismo) es “tener que ver con”. Dice el Filósofo Jean-Luc Marion que “en el amor recibimos nuestro propio ser del otro”. El sujeto se comprende a partir del otro. Donde existe un “auto” está el yo. Un yo con yo obstinadamente cerrado, con cerrojo, muchas veces indiferente del otro.
¿¡Erotismo de autoayuda!?
El autoerotismo suele ser una “aspiración yoica”, una idea errónea y corrida. El término erotismo se utiliza y se plagia incluso de pensamientos de mucha profundidad, y cuando se le agrega el prefijo “auto” se lleva al sujeto a una utilidad en búsqueda de falsa felicidad y libertad: “haz para”, “gana”, “evita”, “ten mayores éxitos cómo amante”, siempre buscando un rendimiento para lo propio, una causa eficiente desde, o por ‘uno mismo’. Pero, el erotismo no se da en un “yo con yo”, y además no es una utilidad ya que su sentido es posibilitar cuestiones de comienzo y no de cierre. El erotismo es apertura para poder ser humanos desde el ser erótico que somos, por lo tanto no genera una hiperresponsabilidad personal sino con el otro. El “ocúpate de ti mismo” en el erotismo de autoayuda es una antítesis sofista que no permite someter a juicio crítico algo; buscando nuestro autoconocimiento encontramos quien nos venda el suyo. Además, conocerse a uno mismo es un proceso muy complejo que no admite simples referencias. Es el erotismo una puesta en práctica con el otro.
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¡”Sea su propio amante”!
Sin el sentido del erotismo podemos ser mucho más débiles dejándonos llevar a lo útil. Nos hacen olvidar que vivimos y sobrevivimos por y gracias a la dimensión ética de los cuidados mutuos. Para existir y ‘conocernos’ hay que salirse de uno mismo. En el libro “La Psicología contra sí misma”, el psicoanalista Jairo Gallo Acosta, escribe «La lucha está en el yo, ese es el núcleo del capitalismo en su versión neoliberal, estos ideales necesitan de un yo individualizado que pueda realizarse, proyectarse y maximizarse, (…). Para lograr esta constitución del yo la psicología ha recurrido a una serie de prácticas como (…) la gestión, la autoayuda,(…) etc.».Deviniendo, como dice Jorge de los Santos, en la idiotización, el acto de convertirnos en idiotas que caracteriza a aquel que sólo se preocupa de lo particular y privado al beneficiarse sin construir nada en el espacio colectivo.
Vamos en auto(s) hacia el ensimismamiento narcisístico del “todo yo”. Autoayuda, autosatisfacción, autoemprendimiento, autogestión emocional, autoerotismo, etc. Un “hágalo usted mismo” o “sea su propio amante”. Pero el “autoconocimiento”, o mejor, el conocimiento de sí, y el sentido crítico, no se da en el autoerotismo, este sólo es posible si estamos vinculados.
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