El ‘Matoneo’ no es un juego de niños

IBAGUÉ. A una estudiante le grapan el labio inferior con un gancho porque una compañerita de clase le dice que no duele y la obliga. A un chiquillo lo golpean entre varias niñas hasta dejarlo casi inconsciente sin motivo aparente. Otro estudiante es atacado y amordazado con cinta adhesiva, luego le toman fotos y se burlan de él en las redes sociales de Internet.
¿Qué está pasando al interior de lo que se supone, son los claustros donde deberían reinar los valores, la convivencia y la educación?
El ‘Bullying’ o ‘Matoneo’, expresión que hasta hace un par de años era desconocida en la capital tolimense, se ha convertido en una de las principales preocupaciones para la comunidad educativa no sólo de Ibagué, también del País, ante el aumento de casos de abuso al interior de las instituciones educativas.
Pero, ¿qué es el ‘matoneo’ como tal? ¿cuáles son los signos de alerta tanto en víctimas como agresores y de dónde nace esta conducta? Estas y otras inquietudes fueron resueltas por parte de la sicóloga clínica – jurídica, Luz Deissy Sapuy, quien trabaja para la Fundación ‘El Taller del Maestro’, con el fin de hacer un fuerte llamado tanto a padres de familia como docentes y demás actores dentro de la comunidad educativa para controlar este flagelo que convierte al salón de clases en una verdadera cámara de torturas para algunos pequeños.
“El ‘matoneo’ es una situación en la que una o varias personas atacan a otra de manera repetida, por lo general todos los días o varias veces por semana. Estas agresiones tienen la intención de hacerle un tipo de daño a la víctima. Las víctimas son aquellas que tienen menos poder o amigos, aquellos niños solitarios, o a quienes llaman ‘nerditos’, o buenos estudiantes. Son quienes no pueden defenderse adecuadamente”, refirió.

No olvide. Las conductas agresivas hacia los otros niños se pueden comenzar a manifestar desde el preescolar.

«EL ABUSADOR NO NACE, SE HACE»
Para Luz Deissy Sapuy, los rasgos de conducta de un ‘matón’ o abusador escolar, corresponden a sentimientos de rechazo y humillación que incluso puede haber percibido desde el vientre materno:
“Son niños que por lo general han sido humillados, denigrados, con baja autoestima y los han hecho sentir mal por mucho tiempo. Por algún motivo, saben lo que es ser humillado y sentirse mal. Actúan de acuerdo a lo que les hacen, por eso el sentimiento de rencor, esas ganas de sacarse la rabia con otras personas. Es una manera de desahogar esos sentimientos reprimidos que tienen porque, de alguna manera, también son víctimas de maltrato o abuso de alguna autoridad, ya sea en la casa o el colegio. Esa conducta no nace de la nada”, comentó Sapuy.
Entre los factores de crianza que influyen, se encuentra el contar con un entorno familiar extenso, es decir, cuando el padre y la madre trabajan y los pequeños quedan al cuidado de los tíos, abuelos u otra persona, que en algunos casos puede ser quien los humilla y maltrata: “De alguna manera ellos también son víctimas de humillaciones y carencias afectivas, sobre todo de figuras parentales adecuadas”, sostuvo.
Otras de las influencias en estos rasgos de conducta de agresividad en el entorno escolar pueden ser la música que tiene mensajes que inducen a la violencia, a la droga y el sexo, que para la sicóloga de alguna forma calan en el inconsciente de las personas: “En la televisión muestran todo el tiempo escenas de sexo y violencia. Todo eso crea una confusión en un niño y más adelante querrá repetir lo que ve. Son modelos que ha tenido y que replicará”, puntualizó.

¿QUÉ HACEN LAS AUTORIDADES?
Sobre el tema, el secretario de Gobierno de Ibagué, Jhon Esper Toledo, manifestó que se adelanta una tarea con las autoridades locales en el tema de promoción juvenil para contrarrestar fenómenos como el ‘matoneo’, consumo de drogas y otros flagelos que afectan a la infancia y adolescencia local, así como para consolidar las cifras sobre abusos al interior de los planteles:
“Tenemos a los rectores de las instituciones educativas, a la Policía de Infancia y Adolescencia, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la Personería Municipal, la Secretaría de educación y la de Gobierno a través de las Comisarías de Familia. En los planteles está el Manual de Convivencia, que genera uans normas internas para quienes integran la comunidad educativa. Si las cosas pasan a otro extremo, está la intervención de la Personería, el Icbf, o la Fiscalía, cuando se convierte en una lesión personal”, refirió el funcionario.

SIGNOS DE ALERTA
*Si al niño se le pierden las cosas y no dice dónde están.
*Cuando al preguntarle por su día en el colegio, sus expresiones no concuerdan con lo que dice.
*Cuando el niño se ve angustiado.
*Los más pequeños empiezan a dejar de controlar esfínteres, es decir, a orinarse en la cama: “Si un niño se orina en la cama es porque no puede manejar una situación emocional”, comentó Sapuy.
*La víctima no vuelve a ser la misma. Tiene alteraciones de sueño, no come igual ni tiene tranquilidad; tampoco juega, o comparte con sus amigos, es temerosa.
*Tiene la esperanza de ser valiente y poderlos enfrentar, por lo que empieza a planear acciones y puede empezar a hablar solo.

TIPOS DE ABUSO
*Físico: Ocurre cuando un niño es víctima constante de ataques a puños y patadas o es golpeado con objetos.

*Verbal: Tiene que ver con los apodos ofensivos o insultos directos hacia la víctima: “Los niños tienen una manera especial de decir las cosas para provocarle ese tipo de circunstancias al otro”, dijo Sapuy.

*Relacional: El rechazo hacia la víctima. Cuando los demás niños la ignoran o amenazan al otro con golpearlo si entabla amistad con una de sus víctimas.

*Sicológico: Cuando hay una presión constante o los hacen sentir mal por algo, como por ejemplo, exigir que presten o hagan una tarea, o en el caso en que el agresor le pide a la víctima sus pertenencias o artículos de la casa como un teléfono celular, dinero, entre otros.

*Sexual: El agresor o grupo de abusadores le bajan los pantalones o le quitan la ropa a su víctima para burlarse: “Entre niños no lo captan como un abuso sexual, creen que es un chiste pero puede ser gravísimo. Es algo que se está agudizando”, refirió.

*Virtual o ‘Ciber – Bullying’: Con la facilidad de acceso a Internet y las redes sociales, el agresor comienza a indagar detalles sobre su víctima para ver cómo le puede causar daño: “Ahí viene el problema sicológico del niño, que es el hecho de ver el sufrimiento del otro”.

LAS SECUELAS
*El agresor: Puede llegar a generar conductas antisociales al disfrutar del dolor ajeno. Sus rasgos de personalidad, de no prestarles la atención adecuada, pueden desencadenar a futuro en conductas delictivas.

*La víctima: El menor puede caer en una fuerte depresión e incluso llevarlo al suicidio al sentir que los otros son más y puede hacerle daño, así como que no tiene con qué defenderse porque esa no es su manera de actuar.
“En ambos casos, es necesario el tratamiento sicológico porque tanto abusadores como afectados son víctimas que han tenido que vivir en un medio de violencia y fueron vulnerados. Esto afecta a la sociedad en general porque pensamos que la guerrilla y la delincuencia es la de la gente violenta, y nuestros niños sufren este flagelo en la escuela y eso es una forma de socializar al niño con violencia”, concluyó la sicóloga.

OSCAR BORJA

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