¡Súper Mario la está rompiendo en taquilla! Nostalgia de una generación

JULIÁN TORRES qhuboibague@gmail.com

En una época en la que el cine de animación (estadounidense) que llega a las salas es cada vez más repetitivo e intrascendente, se agradecen propuestas frescas, divertidas e ingeniosas. Es el caso de Super Mario Bros, la cinta más taquillera en lo que va de 2023, que ha puesto a toda una generación a recordar su época de infancia; y a otra a descubrir personajes de un universo que alguna vez dominó el mercado de los videojuegos.

¿De qué trata?

Mario y Luigi, (los mismos de los clásicos videojuegos) trabajan como fontaneros en Nueva York y deciden invertir sus ahorros en un comercial de televisión, pero las cosas no salen tan bien. Un día, un daño grave en las tuberías madre de Brooklyn los convoca para demostrar que pueden salvar la situación. Sin embargo, las cosas se salen de control y los hermanos italoamericanos son absorbidos por un tubo.

Mientras que Luigi aterriza en un reino oscuro, dominado por el maquiavélico Bowser, rey de los koopas; Mario va a parar al reino champiñón. Allí, el fontanero sigue a Toad, uno de los lugareños, que lo lleva hasta el castillo de la princesa Peach, quien prevé un ataque de Bowser a su reino y está buscando la manera de enfrentarlo. Para ello, contará con la ayuda de Mario, Toad y buscará el apoyo de los gorilas del reino Kong.

Simplicidad y mucha acción

La alianza de Illumination, Nintendo y Universal dio frutos. Súper Mario Bros dejó con la boca abierta a los gurús de la taquilla que jamás previeron que en su primera semana alcanzara una taquilla de más de 200 millones de dólares. La cinta sabe con qué cuenta y a lo que va: lo suyo es la explotación del recurso surrealista del universo de los videojuegos creados por Shigeru Miyamoto. La trama es muy sencilla y aunque los primeros minutos previos al detonante se extienden más de lo necesario, en adelante todo es vertiginoso, como una carrera de Mario Kart. Tanto, que los poco más de 90 minutos de metraje parecen mucho menos. La forma como se integran todos los personajes recordados por los millennials que crecieron jugando con ellos en Nintendo es, cuando menos, coherente y entretenida. La animación además es tan prodigiosa y colorida, que es imposible no embelesarse con los personajes y los escenarios, sea o no un fan de este universo.

El público está encantado

Además de tener el sello garantizado de «película familiar», Súper Mario Bros llegó en un momento en el que pudo refrescar el panorama de cine de animación. Su humor ligero y en ocasiones afilado, estar llena de guiños y referencias, pero sobre todo, apelar a la nostalgia por los héroes de un universo que acompañó las infancias de millones de adultos alrededor del mundo; y saber ubicar esos elementos en los momentos adecuados, es la fórmula que le ha dado el éxito a esta cinta.

Como si fuera poco, está cargada de temas icónicos en su soundtrack: One More Time de Daft Punk, Thunderstruck de AC/DC, Battle without honor or humanity (tema recordado de la cinta Kill Bill), y desde luego, la ya icónica ‘Peaches’, interpretada por el propio Jack Black, encargado de la voz de Bowser, el villano; tema para el que ya muchos están pidiendo una nominación al Oscar a mejor canción el próximo año.

Falsa y estúpida polémica

La película no ha estado exenta de discusiones triviales (como muchas de las que se gestan en redes sociales). De un lado, hay quienes la acusan de sexista, misógina y hasta de poco incluyente (como el colombiano John Leguizamo). Del otro, quienes aseguran que el éxito de la cinta se debe precisamente a su «no inclusión forzada», pues alegan que plataformas como Disney se han encargado de «ideologizar» a las nuevas generaciones mediante la inclusión supuestamente obligada de personajes racializados o diversos sexualmente.

Ambos argumentos son miopes. Por un lado, porque la cinta es fiel en presentar a los personajes de los videojuegos tal y como los hemos conocido. ¡Bowser no es un acosador sexual!, solo es un villano animado. Peach es mostrada como una mujer segura, empoderada e inteligente. Por otro lado, la actual caída de Disney nada tiene que ver con «ideologías», sino con la pereza creativa de una corporación que desde hace años se dedicó a comprar franquicias, hacer remakes y estirar sagas exitosas, repitiendo fórmulas confiables una y otra vez, en lugar de ofrecerles a sus seguidores productos novedosos de mayor calidad.