Edwin Gutiérrez
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Varias colonias extranjeras realizaron valiosos aportes al desarrollo del Tolima en sus 162 años de existencia. Este es el caso de los Gonella Albarello, una familia de inmigrantes italianos que llegó a Ibagué en 1922, después de la Primera guerra mundial por invitación de los salesianos y vieron en el cultivo del arroz una actividad económica rentable, a través de la cual hicieron empresa y en la actualidad continúan generando empleos.
Enamorados del Tolima
Finalizada la Primera guerra mundial, la familia Gonella Albarello, conformada por Lorenzo Gonella y Clara Albarello Ucelli, llegaron a Ibagué, procedentes de Somano, una localidad ubicada en la provincia de Cuneo, en la región de Piamonte (Italia). No eran muy buenas épocas en Europa, por lo que un sacerdote de la comunidad Salesiana les propuso que se vinieran para Colombia, donde abundaban los alimentos y las tierras eran favorables para cualquier cultivo.
Fue así como los Gonella Albarello, de origen campesino, llegaron a vivir inicialmente a la Granja San Jorge y junto a ellos se vinieron otros familiares que se instalaron en Cali. Después de un tiempo en San Jorge, se fueron a trabajar a la sabana de Bogotá, luego a Armero y de allí regresaron a Ibagué, donde le apostaron a la agricultura urbana y establecieron huertas en las que cultivaban verduras y hortalizas.
Pero los hábitos alimenticios de los ibaguereños de esa época, hicieron que el emprendimiento de los Gonella no diera los mejores frutos, por lo que cambiaron de cultivo y se dedicaron al arroz, en predios de dos haciendas: La Argentina y La Ceiba. Fue así como lograron consolidar una empresa familiar que le aportó al desarrollo agroindustrial del Departamento.
Un legado que trasciende
Los hijos del matrimonio Gonella Albarello fueron Ángel Gonella Albarello, Catalina Gonella Albarello y Nidia Gonella Albarello, quienes se dedicaron a trabajar en la producción y comercialización del arroz en el Tolima. De las pioneras en este negocio, se destaca Catalina Gonella Albarello, quien se casó con Luis Arturo Bernal Cediel y establecieron cultivos en la hacienda La Argentina, además de fundar el molino Ibagué. Catalina era conocida por su tenacidad en los negocios, al igual que Nidia Gonella Albarello, quien desde niña también acompañó a su padre cuando comenzó a cultivar. Años más tarde, se convirtió en una gran negociante del cereal.
En el caso de Ángel Gonella, se casó con la señora Nina Diaza y conformaron una familia de ocho hijos. Don Ángel se dedicó al cultivo del arroz en la hacienda La Ceiba, ubicada en el kilómetro Seis de la vía Ibagué – Alvarado y durante más de 90 años, han mantenido el legado familiar del cultivo del arroz. Hace varios años, decidieron poner un punto de venta al borde de la carretera que va hacia Alvarado y hacían masato de arroz para obsequiarle a los compradores del grano, quienes encantados con dicha bebida, les propusieron que pusieran una tienda donde se pudiera comercializar.
Fue así como nació Risonella, una tienda de arroz blanco y productos derivados del mismo grano. En la actualidad, continúan en el negocio y le apuestan a la innovación y al desarrollo de productos con valor agregado. Allí se pueden degustar las Arrozatas, bebidas preparadas con harina de arroz y con sabores a piña, mora, mango biche, avellana, guanábana, maracuyá y chocolate; también hay horneados, pan artesanal, piononos, arepas, brownie, mantecadas, entre otros.
Mediante decreto 613 del 14 de octubre de 2000, la Alcaldía de Ibagué, en cabeza de Carmen Inés Cruz, le rindió tributo a don Angel Gonella Albarello y exaltó sus
logros como promotor del desarrollo agroindustrial “constituyéndo se en motivo de orgullo para el Tolima y nuestra ciudad”.
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