Edwin Gutiérrez
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Hace 193 años, entre el 8 y el 11 de enero de 1830, el libertador Simón Bolívar estuvo en Ibagué tres días y dos noches durante su viaje desde Guayaquil (Ecuador) hasta Bogotá, para asistir al ‘Congreso Admirable’, que sesionó desde el 20 de enero hasta el 11 de mayo de 1830, con el fin de evitar la disolución de la Gran Colombia.
‘Congreso Admirable’ Fue una especie de asamblea constituyente convocada por Bolívar a la cual denominó. En ese congreso, el 29 de abril de 1830, se promulgó la constitución que estableció a la Gran Colombia como un país con sistema político republicano, gobierno alternativo y estructura centralista.
El paso del Libertador
Luego de atravesar el Paso del Quindío, desde Cartago hasta Ibagué, las tropas del Libertador llegaron a la ciudad, bajaron por la vereda Santa Teresa, cruzaron por La Hoyada (hoy barrio Libertador) y descansaron en una casa, ubicada en la carrera Segunda entre calles Novena y Décima, a un costado de la Plaza de Bolívar.
Simón Bolívar, después de tan largo viaje atravesando los “Andes del Quindío” y al observar las dificultades que debían afrontar los cargueros de Ibagué con sus silletas llevando personas hasta Cartago, al igual que los bueyes y mulas con sus pesadas cargas, ordenó mediante un decreto del 25 de enero de 1830, adoptar las disposiciones necesarias para que del presupuesto del gobierno central se destinaran recursos para aquella obra, considerada de interés nacional debido a su importancia para el fomento agrícola, industrial y comercial de todo el país.
Así las cosas, designó un comisionado encargado de abrir el camino, recaudar fondos del presupuesto de Cundi-namarca, contribuciones voluntarias, fondos propios de Cartago e Ibagué y contratar empréstitos. De Igual forma se ordenó la imposición de un peaje (tal vez el primero que existió en Colombia), una vez el camino estuviera adecuado. Allí se cobrarían las siguientes tarifas: “ocho reales por toda carga de ropa, dos por toda carga de víveres y medio real por toda caballería”. También exoneró del servicio militar “a todas las personas destinadas a la apertura del Camino del Quindío o Camino Nacional.
Lo conoció
Una indagación del fotógrafo, documentalista e historiador ibaguereño Floriberto Cardona Cedano, da cuenta de una entrevista que el cronista Fabio Lozano Torrijos le realizó en 1919 a Úrsula Gualtero, una mujer de 100 años, natural de Miraflores (hoy Rovira), quien para esa época vivía en el Salado y aseguró haber conocido a Simón Bolívar a su llegada a la ciudad en enero de 1830.
Dicha entrevista, acompañada de la foto que le tomaron a la señora Gualtero en el centro de Ibagué y de la casa donde se hospedó Simón Bolívar durante su visita a la ciudad, fue publicada el 6 de diciembre de 1919 en la edición 509 de la revista El Gráfico. En ella se relata que el día de la visita del Libertador, las tropas llevaron a cabo una vistosa revista militar en su honor. Asimismo, el cabildo de Ibagué ofreció un gran baile en las instalaciones de lo que hoy se conoce como el edificio nacional (actual sede de la Dian).
“Me llamo Úrsula Gualtero, mis padres fueron Vicente Gualtero y Margarita Angarita, nací en Miraflores (hoy Rovira), cerca de Ibagué, y tengo más de cien años. Cuando el Libertador venía del Cauca tendría yo unos doce o catorce años y estaba en Ibagué en casa de doña Mónica Carvajal. Al Libertador le dieron un gran baile en el Cabildo. Bailó y estuvo muy contento. El ambigú (bufé) fue superior. Yo fui de las muchachas que hicieron y sirvieron el chocolate en esa noche. Como yo era una negrita muy viva, y sabía bailar bambuco, hicieron en un extremo del salón un claro para que lo bailara en presencia del Libertador. Esa ha sido la mejor noche de mi vida”, dijo la mujer, que para la fecha de la entrevista tenía un siglo de vida.
Despedida
En la edición 509 de la revista El Gráfico, Fabio Lozano Torrijos relata, que: “el Libertador traía magníficas mulas. Se le ofreció un caballo para la recepción y ese mismo animal se le dio para su partida. No le gustó al Libertador y al salir de la población, en el sitio de los Mangos, se desmontó rápidamente e hizo que ensillaran una de sus mulas en la cual siguió, a la cabeza de la cabalgata que lo acompañaba”.
El 11 de enero de 1830, día de su partida, los ibaguereños le regalaron flores y frutas en abundancia, al tiempo que lo ovacionaron mientras abandonó la ciudad con destino a Mariquita, luego Honda y Bogotá. El Libertador, llamado Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, murió el 17 de diciembre de 1830 en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, 11 meses y seis días después de su paso por Ibagué.
Otras visitas
En 1819, cuando Simón Bolívar era Presidente de la República, Capitán-General de los Exércitos de Venezuela y de la Nueva Granada; ya había estado en Ibagué un par de noches y también fue recibido con honores, prueba de ello es que en la sede del Archivo Histórico reposa una carta escrita por él mismo el 23 de agosto de ese año en el cuartel general de Santafé, dirigida al Cabildo de la ciudad para agradecer la acogida durante su visita y pedir apoyo para consolidar la independencia nacional.
La primera estatua
La colonia libanesa en Ibagué, conformada por familias como los Sefair, Armel, Salama, Estefan, Kairuz, Osman, Morad, Raad, Hakim, Raful, Chalita, entre otras; donaron una estatua de Simón Bolívar a Ibagué en 1929. Dicho monumento estuvo en la plaza de Bolívar hasta 1960, cuando fue reemplazado por una réplica de la estatua del Libertador que hay en la plaza de Bolívar de Bogotá, obra del italiano Pietro Tenerani.
TOME NOTA
Fotos: Edwin Gutiérrez – Archivo familia Bonilla Varón – Fotografías Antiguas y Personajes del Tolima – El Gráfico – Marco Bonilla – archivo – suministradas/ Q’Hubo.
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