REDACCIÓN Q’HUBO qhuboibague@gmail.com
Lilia Beatriz Cruz, lleva casi ocho años llorando la partida de su hijo mayor y preguntándose qué fue lo que realmente ocurrió el 21 de junio de 2015 en un sector de la vereda Caimito, situada en la vía que comunica a Ibagué con El Espinal.
Aunque la primera hipótesis del hecho fue que Jaime Alexánder Moore Cruz se disparó en la cabeza cuando manejaba un vehículo, todavía hoy a la señora Lilia se le hace difícil creer que una persona “tan alegre” como él se hubiera quitado la vida.
Aunque ella lleva todos estos años tratando de que la Fiscalía indague el caso, la entidad “ha hecho oídos sordos”, dijo.
En diálogo con Q’HUBO, la mujer, que reside en Bogotá, indicó que cada dos meses viaja al Espinal a preguntar en la Fiscalía 23 de este municipio si ya están investigando la muerte de su hijo, pero no “responden nada”. Recordó que el día de la tragedia, Jaime Alexánder firmó un seguro de vida.
“Mi hijo trabajó más de 10 años en el Departamento Administrativo de Seguridad, DAS. Luego de la liquidación de la entidad, empezó a trabajar como escolta de la Unidad Nacional de Protección, UNP. Días antes de su muerte había viajado de Honda (donde trabajaba), a Ibagué, para firmar unos documentos del trabajo, entre esos, el seguro de vida”, expresó.
Agregó la progenitora, que a las 10 de la mañana del 20 de junio de 2015, fue la última vez que habló con su primogénito. “Habíamos quedado en vernos en Honda para que yo llevara a los dos hijos mayores de él a Bogotá, para que visitaran a la mamá. Sin embargo, él me llamó y me dijo que había cambiado de planes, que había mandado a los niños en un bus para Bogotá porque tenía que ir a hacer unas diligencias con la compañera sentimental que tenía. Según eso, iban a llevarle un mercado a los papás de ella, que vivían en un municipio del Tolima”.
Según el testimonio, precisamente cuando hablaron por teléfono, él le dijo que estaba firmando el seguro, cuyo 70 por ciento cobró la pareja sentimental que Jaime Alexánder tenía y que viajaba con él el día de la tragedia.
“A las 4:30 de la tarde me llamaron a decirme que mi hijo se había disparado, que estaba muerto. Desde ese día una parte de mi murió. Desde ese día mi vida se apagó. Me siento opacada y no creo que se haya quitado la vida”.
La familia contrató a un abogado a través del cual le ha solicitado a la Fiscalía que investigue, que reconstruyan los hechos, que efectúen el estudio balístico y que hagan la exhumación del cuerpo de Alexánder, pero nada ha pasado.
“La Fiscalía nunca me entrevistó. A los miembros de mi familia tampoco. Se quedaron con el testimonio de una persona”, puntualizó.
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Presuntas inconsistencias
Informó la familia Moor Cruz, que el reporte de la necropsia efectuada en Medicina Legal del Espinal, indicó que Jaime Alexánder se disparó en el costado derecho de la cabeza. Sin embargo, la familia asegura que era zurdo. “La mano derecha a mi hijo le servía solo de compañía. Supuestamente, después del disparo, el carro siguió andando y terminó estrellado contra un árbol. ¿Cómo se iba a disparar y manejar a la vez? Reitero, él era zurdo”. Por su parte, Aníbal Cruz, tío del fallecido y quien acudió al lugar el día de los hechos, aseguró que aunque en medios de comunicación circuló la foto que muestra al carro chocado con el árbol, cuando él llegó al lugar el carro estaba sobre la carretera y no sobre la zona verde. Añadieron que el vehículo Renault de placa DXW 921 fue retirado de los patios y al parecer vendido.
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Irradiaba alegría
Otra persona que desde el principio ha pedido que se investigue la muerte de Alexánder, es el periodista de Honda y director del periódico El Puente, Luis Fernando Montoya, a quien Moore escoltaba. “Alexánder fue uno de mis mejores escoltas. Era una persona muy alegre. Nunca lo vi triste. El día de su partida hablé con él y lo noté bien, normal. Se me hace muy extraño lo que sucedió. Como expresé el día de la tragedia: él quería mucho a su niña pequeña y no creo que hubiera atentado contra su vida delante de la menor”, expresó el comunicador a Q’HUBO Ibagué.
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Dato
38 años de edad tenía Jaime Alexánder al momento de su muerte.
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