Margarita María Londoño qhuboibague@gmail.com
A pesar de que el ser humano expresa de manera continua que le gusta cambiar, la verdad es otra, la mayoría de personas se siente cómoda en el estado de confort. Existe una realidad y es que la vida jamás es estática, da giros inesperados de manera sorpresiva, lo cual nos enfrenta a situaciones tal vez complejas para afrontar con valentía aquellos desafíos que resultan a nuestro paso.
Cuando algo extraordinario sucede en nuestro mundo llega la fuerte sacudida mental, que tiene como función principal hacernos reaccionar frente a lo que sucede. Asimismo, el caos que causan los eventos fuertes que vivimos todos, requieren ser acompañados del desarrollo de la capacidad de resiliencia. “Cada despertar nos vuelve mucho más fuertes”
Resistirse a los cambios que suelen ser necesarios para vivir nuevas experiencias, es negarse en su totalidad a subir hacia otro nivel, por lo tanto, todo lo que sucede nos obliga a no ver las cosas con un punto final para nosotros, por el contrario, hay que aprender a poner un punto seguido. Es decir, la vida continúa, pero con distinta dirección, e incluso, con diferentes personas a nuestro alrededor.
El miedo que genera sentirse obligado a generar cualquier cambio, es el que debe de convertirse en un impulsor para atreverse a sacar esa fuerza interna que da espacio a lograr lo que tanto se quiere.
Una caída es permitida siempre y cuando esta misma ejecute el comienzo de nuevas oportunidades. Reinventarse a través de las dificultades, los fracasos o las pérdidas, fomenta poner en práctica todas las capacidades que, a lo mejor antes de la situación presente, no habían salido a la luz.
Los golpes de la vida estructuran a cada ser de forma diferente; unos aprenden muy rápido porque se adaptan con facilidad, aprovechando las alternativas de solución que existen para convertirse en alguien mucho mejor. Sin embargo, a otros se les dificulta sacar lo positivo de cualquier situación, entonces permanecen en la negación y el rechazo al cambio. La obstinación que asumen es justamente quedarse en ideas fijas, sin ver la posibilidad de vivir otras cosas mejores.
Hay que tener en cuenta que para asumir el reto que trae cualquier cambio, es necesario analizar con detenimiento lo positivo y negativo, antes de tomar la decisión definitiva, debido a que la idea es sentirse seguro de lo que se piensa hacer; si se actúa con desespero las probabilidades de éxito son mínimas. Pero tampoco te puedes sentar en una silla mecedora a simplemente pensar, esto sería perder el tiempo y el que se va nunca regresa. Por eso la acción en el momento indicado es el punto de partida para nuevos aprendizajes. ¡No te resistas al cambio! La mayoría de estos, si son bien ejecutados, proporcionan bienestar.
Lo bueno de adaptarse
1-Proporciona progreso.
2-Salir de la rutina.
3-Oportunidad de nuevos comienzos.
4-Desarrollo de la fuerza interna “resiliencia”.
5-Adquisición de aprendizajes significativos.
6-Renovación del ser.
7-Obtención de resultados diferentes.
8-Superación personal.
9-Avance en el proyecto de vida.
El miedo que genera sentirse obligado a generar cualquier cambio, es el que debe de convertirse en un impulsor para atreverse a sacar esa fuerza interna que da espacio a lograr lo que tanto se quiere”.
¡No te resistas al cambio! La mayoría de estos, si son bien ejecutados, proporcionan bienestar”.
Recomendaciones para enfrentar los cambios:
1- Acepta la realidad del cambio.
2- Deja ir al pasado.
3- Pide consejo a personas coherentes.
4- Vence tus miedos.
5- Haz un paralelo entre lo positivo y lo negativo, relacionando las posibles consecuencias del cambio.
6- No permitas que personas negativas te desanimen.
7- Ponle cuidado a tu intuición.
8- Toma tus propias decisiones con cabeza fría.
9- No te dejes llevar por el impulso.
10- Actúa en el momento correcto.