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El Juzgado Penal del Circuito de Melgar con Funciones de Conocimiento condenó al sacerdote Wilmar Quezada Pinto a 21 años de prisión como autor de los delitos de Acceso carnal abusivo con menor de 14 años agravado, Actos sexuales con menor de 14 años agravado y Pornografía con personas menores de 18 años; sin derecho a ningún beneficio. Lo anterior, gracias a un preacuerdo suscrito entre la Fiscalía y el religioso en el cual aceptó cargos.
Debido a que este cura es oriundo de una comunidad indígena de Coyaima, su abogado le solicitó al Juez que el sitio de reclusión dispuesto para cumplir la condena fuera el resguardo indígena Rosario, sitio a donde un Juzgado de Garantías le concedió la detención, el togado que lo condenó negó dicha petición, argumentando que su confinamiento en un lugar con condiciones más favorables no garantiza el derecho fundamental de las víctimas menores de edad de delitos sexuales a que se sancione ejemplarmente a su victimario, y a que la reclusión del condenado en un lugar como estos resulta desproporcionada, en comparación con los daños causados a las dos niñas. Así que fue enviado a la cárcel. El fallo apelado.
El caso
El 19 de febrero, la Fiscalía General de la Nación dio a conocer que investigadores del CTI y la Sijín de la Policía, capturaron al sacerdote católico Wilmar Quezada Pinto, de 45 años de edad, señalado de cometer delitos sexuales desde el 2019 contra dos niñas de 7 y 14 años de edad en la parroquia Perpetuo Socorro, ubicada en el corregimiento Tres Esquinas de Cunday, al oriente del Tolima. En su momento un Fiscal le imputó cargos por los delitos de acceso carnal abusivo con menor de 14 años, actos sexuales abusivos con menor de 14 años y pornografía con menor de 18 años, todos agravados y enviado a la cárcel.
La denuncia contra este religioso la interpuso la madre de las víctimas el 15 de febrero debido a que su hija mayor descubrió imágenes con contenido pornográfico de las niñas en el computador personal de Quezada Pinto, quien las fotografiaba con varios celulares, además de someterlas a vejámenes sexuales durante dos años, en diferentes oportunidades en hechos ocurridos dentro de la casa cural. Durante la diligencia de allanamiento y registro se le hallaron dichos teléfonos y el equipo de cómputo con material que fue de gran utilidad para la investigación.