Al borde del abismo

La parte trasera de la casa ubicada al final de la calle 13 con carrera 1, quedó en riesgo. Fotos: Jorge Cuéllar/ Q’Hubo.

Redacción q’hubo

qhuboibague@gmail.com

Luego de la tragedia ocurrida a finales de abril en la cuesta de Chapinero, cuando un deslizamiento de tierra acabó con la vida de un comerciante, habitantes de alrededor de 20 casas ubicadas en este sector, la parte baja de la Clínica Tolima y las escaleras que conducen desde la carrera Primera con calle 11 hasta el Combeima, continúan en riesgo de colapsar. 

Temen nuevos deslizamientos 

Los habitantes de al menos 20 viviendas de la cuesta de Chapinero viven momentos de angustia cada vez que cae un aguacero en Ibagué, y no es para menos, si se tiene en cuenta que esta es una zona de riesgo en la cual se han registrado varias tragedias, dos de las cuales han ocurrido en los últimos 15 años.  

Durante la última emergencia, que sucedió el 27 de abril, varias casas quedaron en riesgo de colapsar, entre esas las que están ubicadas sobre el sendero que conduce del barrio Combeima al Centro de Ibagué para salir por la calle 11, otra que hay al final de la calle 13 y detrás de la clínica Tolima, donde habitan al menos cinco familias en apartamentos arrendados y otras más a un lado de la cuesta de Chapinero, bajando desde la plaza de la 14 hacia el barrio Combeima. 

Fotos: Jorge Cuéllar/ Q’Hubo.

Don Carlos Julio Morales, habitante de una casa ubicada en la margen izquierda de la cuesta desde hace 48 años, manifestó que sus casas se ven amenazadas por nuevos deslizamientos puesto que el pasado 27 de abril, varias piedras de gran tamaño estuvieron a punto de caer sobre las viviendas. 

Asimismo, dijo que espera que el gobierno municipal les ayude con la reubicación. 

El estudio de Cortolima 

La Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima, a raíz de la tragedia ocurrida en abril de 2007, contrató con la Sociedad Tolimense de Ingenieros un estudio en el sector comprendido entre las calles 11 y 14, y la carrera Primera con la avenida del sur, el cual concluyó que en esta zona no debe haber ningún tipo de edificación. Asimismo, recomendó cambiar el uso de la carrera Primera A, conocida como la cuesta de Chapinero, y pasarla de vehicular a peatonal, teniendo en cuenta el peso de los vehículos que transitan por ahí; así como llevar a cabo una renovación que incluyera la construcción de escaleras, andenes, entre otras obras. 

En 2009 se llevaron a cabo planes de reubicación, entre esas, una vivienda situada al final de la calle 13, donde Cortolima llevó a cabo una intervención para mitigar el riesgo de deslizamiento. 

TENGA EN CUENTA

Residentes de la zona manifestaron que desde hace 30 años le han solicitado a la Administración municipal la solución del problema de aguas residuales que se registra en la parte alta de la montaña, sin embargo, a la fecha sigue igual y una muestra de eso son las inundaciones en el sector. El agua que baja por la peña ingresa a varias casas cuando caen fuertes aguaceros. 

TOME NOTA

En 1970 ocurrió una tragedia similar en la cuesta de Chapinero. Una mujer que laboraba de noche en el centro de Ibagué, dejó a su hija sola en una vivienda y esta falleció sepultada por un alud de tierra.  

Fotos: Jorge Cuéllar/ Q’Hubo.

Dos tragedias en 15 años

Abril de 2007. Entre la noche del jueves 26 y la madrugada del viernes 27 de abril de 2007, ocurrió una de las tragedias recientes en la cuesta de Chapinero. Durante esa noche, el aguacero provocó la caída de dos muros de contención que sepultaron una humilde vivienda donde dormían Nalsi Aurora Durán, de 36 años, y su hija, Sandra Jineth Medina, de nueve. El rescate de ambos cuerpos solo fue posible la mañana del sábado 28 de abril, gracias a la labor del Cuerpo de Bomberos Oficiales de Ibagué.- Abril de 2022. El miércoles 27 de abril, las lluvias que cayeron durante la madrugada provocaron el deslizamiento de una parte del barranco ubicado detrás de la clínica Tolima. Ese día murió el comerciante Jorge Orlando Castellanos, de 58 años de edad, a quien un primer alud de tierra dejó atrapado hasta la cintura y mientras pedía auxilio, un segundo derrumbe lo sepultó por completo. Ese día, Castellanos estaba asando arepas, oficio que desempeñaba desde hacía 20 años en un espacio ubicado debajo del lugar donde ocurrió el derrumbe.

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