¡La idea de espera erotizada!

Foto: Suministrada / Q’Hubo Ibagué.

Norma Bejarano – Psicóloga – Sexóloga

Cuando alguien hace un curso de técnicas eróticas del rendimiento resulta especialmente dificultoso determinar si ha tenido lugar algún progreso en sus habilidades, o capacidades creativas y amatorias, pues el método de Eros -el erotismo-, es que no hay método, no va con requisitos, procedimientos, sistemas, normas, cuestiones determinadas ni prisas. 

Algunas de las sugerencias de dichos cursos con “secretos” para acelerar el orgasmo, la excitación, activar el deseo, para ponerse a 100, aprender a ser más lamerón, a querer más, a querer ya, no siempre funcionan, le hacen ruido a la gente y el ruido al sistema lo invita a escapar.

Dice E. Amezúa, que la lógica de Eros pausa, merodea, juega, explora, disfruta, se regodea, (…) se detiene y vuelve. Que las formas de este Daimon son lentas y de fondo. Y que Eros no es precipitado ni apresurado. Por eso numerosas presiones, tips, técnicas, no alivian las ansias pero si distorsionan los procesos de identificar despacio lo que nos pone, gusta y da placer. 

El afán por hacer invalida al ser (erótico)

En “el crepúsculo de los ídolos” Nietzsche escribió, “Se ha de aprender a ver y se ha de aprender a pensar (…) aprender a ver implica habitar el ojo a la calma, a la paciencia, a dejar que las cosas se nos acerquen; aprender a aplazar el juicio, a rodear y a abarcar el caso particular desde todos los lados. (…) No responder inmediatamente a un estímulo sino a controlar los instintos que nos ponen trabas, que nos aíslan”. De eso trata la idea de la erotización de la espera; de no invalidar al individuo erótico sino de permitirle ser, dejando que la ‘felicidad’ y el disfrute lleguen, con el lujo que consienten, el sosiego y la calma. 

¡Eros (el erotismo) elogia la lentitud!

No es que Eros sea un pachorro ni tampoco un insolente y eufórico gozador. Él sabe ubicarse en los puntos medios, exige demorarse, pero sin quedarse pasmado ni pasivo. Sino moviendo las neuronas, condimentando fantasías y patrocinando los deseos. 

Eros elogia la tranquilidad, la lentitud, esto es saber esperar sin desesperarse. Para Nietzsche, la inmediatez era indecorosa, y la lentitud subversiva, pues esta última enseña a fijarse en los detalles, disfrutar del recorrido sin el afán por el destino. Erotizar la espera, la llena de emoción y de más ganas, y es fundamental para desear, excitar, recrear, orgasmar, y (lúbricos) etcéteras.

Origen de dificultades sexuales

En tiempos modernos no hay espacios para ser ni dejar ser. Las personas viven el presente con mucha prisa, deseando todo y deseándolo ¡ya! La estimulación feroz o arrebatada de los sentidos hace perder sensibilidad. 

En la cama transcurren un frenesí de actividades para “aprovechar el tiempo” con búsquedas orgásmicas y resultados, entonces, víctima de ese tiempo, la respuesta sexual se altera y surgen las dificultades sexuales.  

Ante tanta hiperactividad e hiperestimulación se nos va restando capacidad de gozo. La espera es un lujo necesario en las artes eróticas pues estas demandan elaboración. La espera erotizada permite que el deseo, promotor del “éxito” en el encuentro sexual, surja, se encienda, se despliegue, se satisfaga, se vaya y luego se le vuelva a esperar. 

Esperar erotizadamente es aprender a gozar lo que hay y lo que ha de llegar sin restringir o reprimir, ocultar o  negar el momento, es orientarse a recuperar el placer de disfrutar, y así manejar  o prevenir una dificultad sexual.

“Con nuestro culto a la satisfacción inmediata, muchos de nosotros hemos perdido la capacidad de esperar”.

Z. Bauman.

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