Norma Bejarano – Psicóloga – Sexóloga
El pasado 21 de enero se celebró el Día Internacional del Fetichismo para visibilizar y secundar las sexualidades no normativas, ya que esta sigue siendo una voz rara para muchos, llena de prejuicios y desinformación. En la teorización sexual con su base mayormente rígida y estandarizada de la sexualidad humana en la que se describen conductas colectivas con sus “debidos” resultados, pueden encontrarse excepciones varias que se escapan de las leyes de escala. Procederes pomposos, sugerentes, interesantes, y estimulantes; comportamientos fetichistas que le ponen sal al huevo para gozar del encuentro sexual.
¿De dónde viene el fetichismo?
Existen diversas voces para intentar comprender de dónde viene el asunto pero aún no está del todo claro, eso sí, hay ciencia detrás. En principio, el sexo está en el cerebro, las neurociencias pueden ayudar a entender las parafilias, fetiches y demás eróticas desde factores hormonales y ciertas cargas y descargas en diversas áreas cerebrales; luego, para la psiquiatría se trata de elementos de un trastorno obsesivo compulsivo y dificultades en el autocontrol; pasando por la explicación, va el psicoanálisis: papá Freud recomendó echarle ojo a la tarea y al gusto individual desde lo simbólico, lo imaginario, la idealización y lo real; los muy conductistas hablan de aprendizajes sexuales que se han ido reforzando a lo largo del camino, etcétera.
¿Qué es fetichismo?
Fetichismo es la atracción sexual hacia un objeto, puede ser también a una parte del cuerpo, algún olor, o algún ambiente. Y no exactamente como la RAE lo pinta: una “desviación sexual”. Es más bien un tipo de parafilia, o para que entiendan mejor, una forma de comportamiento erótico atractivo, peculiar, particular, y alternativo por donde no pasa generalmente la penetración, con miras a obtener excitación, orgasmos y otras experiencias que a su bien vengan.
Experiencia individual
Las cosas que estimulan a un individuo, a otros no les activa interés ninguno, en todas las culturas existen códigos sexuales que las personas deberían seguir para ser parte de las estadísticas de normalidad.
Pero en la vida real y fuera de la maraña de reglas se extiende un tapete felpudo donde se revuelcan un sinfín de actividades y gustos sexuales inusuales pero no anormales; muchas personas con fetichismos también tienen relaciones convencionales, sólo que adoban sus encuentros con sus peculiaridades eróticas.
Algunos tipos de fetichismos
El fetiche de pies es el más “común” o los pies la parte del cuerpo que más excitación produce. Luego están los tobillos, las piernas, el ombligo, la nariz, el pelo, y los variados juegos que con ellos surja: masajes, cosquillas, caricias, besos, pisadas, masturbación. También están los zapatos y todo un cachondeo con los mismos. Las prendas de látex o disfraces, los pegamentos, ropa interior usada, y por supuesto, algunos juegos eróticos que hacen parte del BDSM como azotes, inmovilización o ataduras con cuerdas, etcétera.
¿Cuándo la devoción es preocupante?
Algo con gusto, gusta. Si no disgusta y enriquece a uno mismo y a la pareja no habría porqué comerse la cabeza. Generalmente las diversas prácticas no son peligrosas, salvo contadas excepciones, sea por cultura, educación, personalidad o analfabetismo que acarrea culpas, problemas, o trastornos. Sería inconveniente si la persona se hace dependiente de la práctica o el objeto, deja de lado otras situaciones, subestima los gustos de su pareja, o causa malestar o daño. También si lo usa como una manera de torear traumas etc. Se considera una preocupación si deja de ser placentera al punto de interferir en las relaciones, la salud, el trabajo, o genera desazón emocional, malas sensaciones e inestabilidad.
Fetichismo es la atracción sexual hacia un objeto, puede ser también a una parte del cuerpo, algún olor, o algún ambiente. Y no exactamente como la RAE lo pinta: una “desviación sexual”.