¡Pócimas para la erección!

En «El jardín perfumado» (un manual árabe erótico), escrito por el jeque al-Netzawi, por allá en el siglo 15 o 16, él mismo se ilustra en una historia en la que cuenta que permaneció con el pene erecto durante 30 días sin interrupción, ¿qué pasó ahí? Pues que entre sus tantos consejos, estaba el de tomar jugo de cebollas y miel, eso sí con la advertencia de no consumir el brebaje por más de tres días, nota al pie, a la que al parecer el mismo autor hizo caso omiso. 

Mejunje de hechicero para que el ‘anfibio’ sea «todo un varón» 

Cita un anuncio de poco presupuesto: «Mi pareja se burlaba de mí, me hacía sentir como un sapo, pero luego de descubrir y usar «mástilsex» (nombre cambiado), mi vida es otra (¿será?), ahora soy todo un varón, tanto que cuando salgo de la ducha a ella le saltan los ojos de la dicha». Habrá que ver y leer que contiene el susodicho potingue y en que acaba la historia.  

El mismo manual árabe sugería tomar el miembro del asno, trigo, cebolla y miel, preparar un alimento para aves y una vez engordada la futura presa, sacrificado y consumido el polluelo, este incrementaría la tiesura peneana. Y así vamos, desde el siglo 15, de menjunje en menjunje para tomar o untar e incrementar la potencia sexual sin considerar opciones más científicas y médicas, entre otros asuntos importantes para mantener la salud y la respuesta sexual. 

¡Cuando la masculinidad reposa en el pene!

Tener dificultades eréctiles o fallas erectivas de vez en cuando no necesariamente es motivo de horror o preocupación, obvio hay que dejar el evento en observación.

Si el asunto persiste o es frecuente, permítase la oportunidad de consultar al especialista, no se automedique. La excitación sexual masculina es un proceso complejo que involucra  cerebro,  hormonas, nervios, músculos, vasos sanguíneos, estados de salud en general, hábitos, emociones y cultura; la falla eréctil puede ser el resultado de un problema con algunos de los anteriores factores.

También el estrés y las inquietudes relacionadas con el rendimiento pueden provocar dificultad eréctil. Pero cuando no hay una causa orgánica, y la masculinidad reposa en el trinquete, y este languidece en algún momento, tal vez es porque todos los miedos humanos se han subido a la cama; miedo anticipativo, miedo al deleite, miedo a no deleitar, miedo a no poder, miedo a no rendir, miedo a embarazar, miedo a que le pillen, miedo a sentir y miedo al miedo. Por eso en consulta psicológica comprenderá que la masculinidad no pasa por la dureza ni el tamaño ni la forma, y aprenderá otras maneras de gozar y hacer gozar, para que así la musa lo agarre desprevenido y llegue la anhelada erección. Saldrá con más claridad y sin esas presiones que le pesan tanto a la sexualidad. 

¡Medicamentos sí, pócimas y mejunjes, mejor no! 

A veces por desespero se acude a ‘suplementos’ vitamínicos, potenciadores piratas, afrodisíacos, jaropes, conjuros y pócimas que pueden aumentar la frustración, la tensión, la dependencia, generar efectos secundarios, etcétera. Medicamentos sí, cuando sean indispensables, de manera responsable, bajo supervisión y prescripción profesional, previa revisión de cada una de las necesidades del paciente.

Sin embargo, considere que los síntomas psicológicos bajo una falla eréctil son varios, a veces de profunda inserción, los fármacos alivian (en algo), pero pueden crear una relación filial, porque operan, pero no quitan los miedos o traumas, a estos, hay que encontrarles el sentido. 

“A veces por desespero se acude a ‘suplementos’ vitamínicos, potenciadores piratas, afrodisíacos, jaropes, conjuros y pócimas que pueden aumentar la frustración, la tensión, la dependencia, generar efectos secundarios, etcétera”.

“Tener dificultades eréctiles o fallas erectivas de vez en cuando no necesariamente es motivo de horror o preocupación, obvio hay que dejar el evento en observación”.

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