El río Combeima se volvió a enfurecer a causa de las precipitaciones que cayeron sobre el Cañón del Combeima, desde las 7 de la noche del miércoles 22 de septiembre. Sobre este sector de la ciudad cayó agua “como no sucedía hace más de 15 años”, señaló el secretario de Gestión del Riesgo de Ibagué, César Gutiérrez.
A raíz de la creciente, 70 familias de la zona rural y de barrios como La Vega, Baltazar, Matallana, Las Cristalinas, Avenida, Yuldaima, El Palmar, Santofimio, La Cartagena, Uribe Uribe y El Bosque, entre otros, les tocó salir de sus casas con lo que tenían puesto. Algunos alcanzaron a sacar colchones y enseres, pero la gran mayoría perdieron lo que tenían. El río cargado con barro, árboles y piedras, arrasó unas 30 viviendas, que fueron construidas en su ribera. Por fortuna, el fenómeno natural no dejó personas muertas. Los organismos de emergencia no descartan otro hecho similar.
El agua tocó la puerta
Hace 25 años, Olga Lucía González vive en el barrio Baltazar, uno de los sectores donde cada vez que llueve, las personas no pueden pegar el ojo. El Baltazar, es una de las zonas de mayor riesgo de la ciudad. En lo corrido del 2021, las lluvias han causado tres emergencias.
En diálogo con Q’HUBO, la ciudadana, que vive de hacer y vender mazamorra, contó que nunca el río había llegado a su hogar, que está construido en material. A la casa se le ha venido varias veces un barranco vecino y hace unos años, ella fue testigo de cómo el Combeima arrasó una vivienda. En esa ocasión, refirió, una persona y varios animales murieron. No obstante, ella nunca había visto el río tan cerca.
“Llovió muy duro, parecía un diluvio. Después de las 3 de la madrugada el olor a barro y el sonido de la creciente se hicieron más fuertes. Todos estábamos atentos. A eso de las 4 de la madrugada el Presidente de la Junta, con megáfono en mano, empezó a decir que evacuaramos porque de Juntas venía una ‘bombonada’”, recordó la señora Olga.
“Salí con mi esposo, mis dos perritos y con mi hija y nietos que viven en la casa vecina. Nos ubicamos al frente, y a las 7 de la mañana, el río se metió al barrio. Inundó mi vivienda y mojó todo. Cerramos la puerta y arrancamos a correr. La casa quedó en pie, pero gran parte de las cositas se dañaron”, agregó la dama, a quien la Administración municipal ha censado varias veces. La última vez fue en enero cuando una roca cayó sobre varias viviendas del barrio.
A pesar de todo lo que ha vivido, ella asegura que no saldrá del Baltazar sino hasta cuando el Gobierno la reubique.
Los dejó en la calle
Otro de los puntos afectados fue el Santofimio. Allí la creciente se llevó cuatro viviendas y afectó otras 15. Una de las familias que quedó en la calle fue la de Jessica Peña. Señaló la joven que aunque a las 2 de la mañana les avisaron que debían salir, no pensaron que en un abrir y cerrar de ojos, el agua se fuera a llevar la casita en la que habitaron cinco años y que poco a poco estaban mejorando.
“A las 7:30 de la mañana la creciente más fuerte se comió la vivienda y todos los enseres. Solo quedó una parte de la pared del frente y la puerta. Cuatro adultos, entre ellos dos adultos mayores, y cuatro niños quedamos sin dónde vivir. Habíamos presenciado varias crecientes pero ninguna como esta. No sacamos las cosas por que no pensamos que el agua tuviera tanta fuerza y se llevara la casa”, indicó Jessica, que con toda su familia le tocó incomodar a una amiga que vive en el Galarza.
Tragedia anunciada
César Gutiérrez, añadió que una creciente así ya estaba anunciada y por eso le habían solicitado a las familias que en los últimos meses construyeron sus cambuches a pocos metros del río, en el barrio Baltazar, que se fueran.
“El río hizo un periodo de retorno de unos 20 años. Hace mucho tiempo el río no inundaba la zona urbana. Si el río hubiera hecho un retorno de unos 50 años, hubiera podido ser catastrófico”, dijo el funcionario.
Y agregó: “Le decimos a las personas: no construyan en zona de riesgo, no expongan a las criaturas. Invadir en sitios irregulares no es una buena opción ya que en cualquier momento pueden perder lo que han construido y los electrodomésticos que han comprado. Pongan en una balanza su vida, la de sus hijos y la de sus seres queridos”.
Tercera emergencia del año
A pesar de que en el Baltazar la creciente se llevó dos cambuches y afectó a 50 familias, Anderson Olaya, presidente de la Junta de Acción Comunal, siente un fresquito, pues la emergencia no dejó heridos ni muertos. Él no durmió la noche del miércoles ya que estuvo muy atento al sistema de alarmas tempranas que funciona en la Cuenca del Combeima. “Hace 30 años vivo frente al río y por eso lo conozco muy bien. A eso de la 1 de la mañana empezó a llover. Yo salía y entraba a mi casa y a las 4 de la mañana me avisaron que venía una creciente. En la moto y con el megáfono que uso para vender mazamorra, empecé a dar la orden de evacuación. Este año es la tercera vez que tenemos una emergencia. En enero cayó una roca, después el río nos dejó sin vía y ahora el río cambió de cauce e ingresó. Sucedió a las 7 de la mañana. El agua inundó las viviendas y daño todo lo de 50 familias. La afectación psicológica con todo lo que ha pasado es bastante”, dijo el líder.
Alarmas salvaron vidas
Ramiro Angarita, presidente del barrio Santofimio, señaló que desde las 11 de la noche, desde el Cañón del Combeima le avisaron que no se durmieran. “Nosotros tenemos aquí una piedra, en el río, que nos sirve de medida. La piedra mide cuatro metros y a las 2 de la madrugada el agua la tapó. Seguido nos avisaron que una avalancha venía en camino y evacuamos. A las 7 de la mañana el río se llevó cuatro viviendas y dejó 15 afectadas. Gracias a Dios, de Juntas a acá, la avalancha se demora en llegar unas dos horas”, señaló.
Es de recordar, que el año anterior, la Administración municipal instaló elementos de video-vigilancia en puntos específicos del Cañón del Combeima, con el fin de monitorear en tiempo real y sin interrupciones el comportamiento de los afluentes, además de mejorar la capacidad de reacción de los organismos socorro.
Calamidad pública
Luego de un Consejo Extraordinario de Gestión del Riesgo, el secretario César Gutiérrez, informó que declararon la ciudad en alerta amarilla, en Calamidad Pública y el Consejo de Gestión del Riesgo estará en sesión permanente. Añadió que la Administración inició el censo de los damnificados y caracterización de los daños para gestionar ayudas y reubicación.
Donatón. En el Palacio Municipal, funcionarios de la Alcaldía estarán recibiendo ropa, zapatos, cobijas, alimentos no perecederos, implementos de aseo e implementos de cocina, entre otros, para las familias damnificadas. Los interesados también pueden escribir a las redes sociales @gestorasocialibague20
Ayuda para peluditos. Diferentes colectivos animalistas recolectan alimento para perros y gatos. Las personas pueden llevar las donaciones al Edificio M30 apartamento 13-05 / celular 322 309 14 20 o Conjunto Gualanday, de Arboleda del Campestre / celular 302 269 24 00. Para transferencias, habilitaron la cuenta Nequi o Daviplata 320 244 91 27.
Captaban de CAY
Al cierre de esta edición, la Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado, Ibal, había restablecido la captación de 550 litros por segundo en la bocatoma Cay.
El grupo operativo permanecía en las bocatomas Combeima y Chembe verificando los niveles para reiniciar los trabajos y restablecer el servicio de acueducto en las diferentes comunas de la capital del Tolima. El director operativo de la entidad, Harold Rodríguez, invitó a los usuarios a ahorrar y a hacer un uso eficiente del preciado líquido, mientras se normaliza el sistema.
