Por: Norma Bejarano. Psicóloga-Sexóloga. Instagram @normasexologia020
‘Hace calor, hace calor, yo estaba esperando que cantes mi canción, que abras esa botella, y brindemos por ella y hagamos el amor en el balcón’. Si le ponen ritmo, muchos recordarán, sin moralina, que no es un poema de Quevedo, sino un trozo de una añeja canción de Los Rodríguez, que nos sugiere que la vida comienza con el verano, al desprenderse del peso de la rutina y de las diversas cuitas. Para los más cultos, Shakespeare, también consideraba que esta época del año era sinónimo de belleza, cercanía, erotismo y sensualidad. ¿Pero, que tiene el verano? muchas cosas, entre esas, sol y calor potente como el que hace por estos días en nuestra ciudad y en otras ciudades del mundo.
¡Erotismo de verano!
Cuando el sol y el calor aprietan de lo lindo la mente se hace más sexy y el cuerpo también. El Erotismo surge porque con este cálido tiempo hay un devenir, una promesa, una invitación. ¿A qué? A desenfadarnos, tal vez a ser más transgresores, salir de lo cotidiano; pues con momentos libres y vacaciones para muchos, es más probable que surjan conquistas, rollos o amoríos, sexo y placer. En suma, la estimulación de todos los sentidos.
Pero nada de esto se da por ocurrencia, no hay que subestimar las estadísticas ni los diversos estudios que avalan que el sol, el calorcito y el contexto tienen variopintos efectos que a muchos nos hace sentir de buen humor, esto influye en la autoestima y en la seguridad personal a la hora del sexo.
Un aporte a la sexualidad.
El sol y el calor tienen un poderoso influjo en la sexualidad. No sólo incrementan la claridad del ambiente, sino de la mente, lo emocional y lo corporalmente. Han de saber que los rayos solares le aportan al organismo entre el 80 y 90% de la vitamina D que esté requiere para su buen funcionamiento. La maravillosa vitamina aumenta los niveles de testosterona en hombres y mujeres (con las debidas proporciones), además de sugerir una buena cota de estrógenos, lo que coadyuva a la libido, el deseo sexual y la excitación de los mortales. La luz del sol y las temperaturas hot, hacen su contribución sensual en la liberación de las Inas: dopamina, serotonina, oxitocina y endorfinas. Cada una cumpliendo su papel y patrocinando el placer, la sensación de felicidad, el buen estado de ánimo, la tranquilidad, la concentración y las conductas sociales. Pero eso no es todo: el calor en medidas justas, es un gran vasodilatador. Aumenta el calibre de los vasos sanguíneos, lo que hace que se relajen las fibras musculares aumentando el flujo de sangre y de óxido nítrico, favoreciendo la respuesta sexual en la erección del pene y del clítoris, entre otros eventos.
Para concluir, ardor sí, y sol también, pero no tanto que queme al santo. Hay a quienes el calor les sienta de maravilla y a otros les va fatal. Tomen medidas de autoprotección, prevención e hidratación si han de desenrollar las bondades de ese Eros fervoroso, así evitarán bajas de tensión, cansancio, un golpe de calor, fallas cardíacas o respiratorias, etc. Ahora, si no les da ganas de nada, no se preocupen, a algunas personas el exceso de calor les marchita los antojos generando actitudes contrarias y antieróticas.