Luego de dos semanas de extensas audiencias, la Jueza Quinta de Control de Garantías envió a la Cárcel de Picaleña, al patio de funcionarios, al mayor de la Policía Metib, Jorge Mario Molano Bedoya, por presuntamente asesinar con su arma de dotación a Santiago Andrés Murillo Meneses, el pasado 1 de mayo en la calle 60 con carrera Quinta en medio de protestas del paro nacional.
De acuerdo con los materiales probatorios, el uniformado al parecer actuó de manera desproporcionada y contrario a lo establecido en los protocolos definidos para controlar multitudes, pues no debía llevar un arma de fuego. Supuestamente accionó su arma de fuego de dotación, disparo que acabó con la vida del joven de 19 años de edad.
Que investiguen
La togada, debido a las graves revelaciones hechas por la Fiscalía, en la diligencia judicial ordenó compulsar copias al ente acusador para que investigue la posible compra de una prueba técnica por parte del padre del Mayor, referida al dictamen de balística del arma de dotación del Oficial, por un monto de un millón de pesos. Este delicado hecho se conoció gracias a interceptaciones hechas al progenitor de Molano.
Asimismo, el posible favorecimiento a Molano de parte del comandante de la Sijín Metib, el también mayor Leonardo Alberto Marín Bedoya, quien sería primo del Mayor investigado. Supuestamente entregó información sobre la orden de captura del Oficial.
De la misma manera, la administradora de justicia ordenó compulsar copias a la Fiscalía para que investigue el involucramiento del patrullero Óscar Leonardo Devia Pérez en el caso, a quien presuntamente buscan responsabilizar del homicidio del joven. Declaraciones de familiares y del propio patrullero Devia Pérez, sirvieron para conocer esta situación.
En la cual, además, hay una posible compra de testigos y cambio de testimonios de algunos uniformados que estaban de turno la noche del 1 de mayo, al parecer presionados por el Mayor. Asimismo, existen supuestas presiones del Juzgado 188 de Instrucción Penal Militar hacia el patrullero Devia Pérez, a quien instaron para que tomara la “decisión acertada”, pues le habrían dicho que había suficientes elementos de prueba y no le quedaba otro camino que aceptar que fue quien disparó el arma que le provocó la muerte al joven de 19 años de edad.
También, se conoció que hasta le ofrecieron una rebaja de pena, e incluso le habrían recomendado qué hacer con sus bienes, como venderlos para no perderlos.
El homicidio
Se conoció durante la diligencia, que dos personas brindaron su testimonio a la Fiscalía, entre ellas una joven menor de edad, quienes señalaron que vieron cuando un policía que estaba frente a la Librería Panamericana, disparó su arma de fuego. Les decía que se fueran para la casa y vieron cuando impactó al joven que caminaba por la carrera Quinta con las manos en los bolsillos.
Agregaron los testigos que sí hubo un joven que le lanzó una piedra a la tanqueta, pero no fue Santiago. Uno de ellos escuchó un disparo, no sabe de dónde provenía, luego vio a una persona herida que dice: “Ayuda mi brazo, corrió y se sentó en el andén”.
Uno de ellos aseguró que quien disparó no tenía chaleco reflectivo, que sí tenía un arma de fuego en la mano, no le vieron nombres, ni rango. Asimismo, refirieron que era de contextura gruesa, de tez blanca, “carirredondo”.
Agregaron que le reclamaron a los uniformados porque no llamaron una ambulancia. Finalmente el joven fue auxiliado por un motociclista que lo llevó a la Clínica Nuestra, donde falleció hacia las 10 de la noche, después de varias maniobras de reanimación.
La Fiscalía aportó unas imágenes congeladas de un video en el cual se concluiría que fue Molano Bedoya quien disparó el arma de dotación que acabó con la vida de Santiago Andrés. Por estos hechos, fue imputado de cargos el Mayor por el delito de homicidio agravado, los cuales no aceptó
Dictamen de balística
Según el informe de balística del 26 de mayo de 2021, en el cual se efectuó la confrontación del arma de dotación del Mayor Molano, concluyó que las estrías del proyectil encontraron las mismas características con la bala calibre 9 milímetros hallada en el cuerpo sin vida de Santiago Murillo. Así que se infiere que pudo ser disparada desde el arma de fuego del Oficial. En la diligencia judicial se confirmó que gracias a unas interceptaciones efectuadas al progenitor del Oficial, se conoció que pagó un millón de pesos para comprar y al parecer cambiar el dictamen. También se conoció, que tenían pesando en caso de que avanzara el proceso, alegar una legítima defensa por parte del Mayor. Según el abogado defensor, el progenitor nunca recibió tal informe.
El relato del Mayor
Molano Bedoya, quien tiene una antigüedad de 18 años en la Policía, para la noche de los hechos era el Comandante de la Estación Norte. Señaló en entrevista que estuvo en la esquina de la Panamericana. Además dijo que sí accionó su arma de fuego, pero que disparó contra el piso para dispersar la turba que había roto los vidrios de Panamericana. Asimismo, dijo que les lanzaban bombas Molotov y que ese día llevaba un chaleco antibalas. El uniformado entregó su arma de fuego de manera voluntaria, la cual uno de los tres proveedores tenía 11 balas en su interior y los demás 15. Señaló que se encontró con los policías motorizados y que el patrullero Devia Pérez se bajó de la motocicleta, en la cual él se subió y se fue del lugar.
Incriminar a Devia
Los familiares del patrullero Óscar Leonardo Devia Pérez dieron a conocer que el uniformado y la familia, luego de los hechos, han sido abordados por personas que pidieron que aceptara su responsabilidad en el crimen. La justicia Penal Militar lo capturó el 4 de junio, luego de ser llevado por un superior al Comando de la Policía, donde lo dejaron detenido y lo sometieron a un interrogatorio.
El propio Devia, quien es un hombre con características físicas similares al mayor Molano, por ser de contextura gruesa, contó que el día de los hechos estaba de policía de cuadrante de vigilancia, llevaba un chaleco reflectivo, no accionó su pistola, la cual entregó con sus tres proveedores que tenían todos los 15 cartuchos cada uno. Según el dictamen de balística, desde su pistola no se efectuó el disparo que acabó con la vida de Santiago.
Agregó que el mayor Molano pidió apoyo e insistió que él, quien estaba patrullando por la comuna Seis, llegara al sitio, donde por orden del oficial, algo inusual, se bajó de la moto y le prestó el casco.
Recordó que el Mayor, que estaba intranquilo, se subió en la moto, se fue del lugar, mientras él quedó frente a Panamericana, donde fue increpado por las personas para que llamara a una ambulancia, solicitud que hizo otro uniformado que contaba con un radio de comunicaciones. Preguntó a los presentes acerca de lo que pasaba y le dijeron que había una persona herida con una piedra.
Luego llegó a la Clínica Nuestra, donde supo de la muerte del joven y fue abordado por otro oficial que le preguntó si había disparado su arma de fuego. Refirió, además, que en los videos que circulan es él quien se ve con chaleco, que sí tenía la tonfa, pero nunca sacó su arma de dotación y menos la accionó. Agregó que las armas de fuego no son cambiadas, ni prestadas como quieren insinuar, incluso que hasta hubo un cambio de cañón.
Tome nota
Q’HUBO conoció que el mayor Leonardo Alberto Marín Bedoya, comandante de la Sijín Metib, salió por orden a un periodo de vacaciones.