Un trío sexual, de fantasía a pesadilla

Esta es la historia de Sandro, quien atosigado por la monotonía de su matrimonio, decide plantearle a Raquel, que se monten en una aventura de tres. “Siempre había fantaseado con tener a dos mujeres en mi cama, nunca me había decidido a hacerlo por varias cuestiones, pudor, etc. Sin embargo, al proponerle la fantasía a mi esposa, ella con entusiasmo, me responde: genial, pero que sea con otro hombre (la fantasía de Raquel era ser “adorada” por dos personajes masculinos)”. Hasta ahí todo bien. No le vieron mayor problema al asunto y decidieron armar la escena incluyendo a un amigo cercano de ambos.

Llega el día, todo parece ir rodando en ese ´ménage á trois´ amigable. Dirigidos por Raquel, todos se liberan de sus creencias, homenajeándose con derroche, pasión y locura. Termina el encuentro y plenos van a casa a dormir como bebés. Una semana después comienza la pesadilla. Arturo, el amigo, con quien Raquel tenía un proyecto, le agenda una reunión para tratar el tema, a la cual ella asiste, no sin antes “dejar” a Sandro envuelto en un sinfín de inquietudes, porqués, no te demores y me llamas. La desconfianza, los celos, la envidia, la culpa y las inseguridades hicieron su presentación fuera y sobre la cama.

¡Recursos eróticos de riesgo!

En el afán de superar el aburrimiento sexual, las parejas piensan que la solución es echarle mano a las ideas transgresoras que hay en el “mercado”, sin pasar por un previo análisis de sí mismos y de la relación. No todo en el sexo es como nos lo cuenta el cine, el porno, el vecino sexy; hacer un trío requiere más que ganas y curiosidad. Así como hay gente que se la ha pasado de maravilla, hay otros que han navegado por un mar ampollado días después. Las expectativas del trío como recurso erótico y fantasía casi nunca corresponden con la realidad, esto trae riesgo para las relaciones de pareja, especialmente las estables, que al ver como su matrimonio es absorbido por la vorágine de las costumbres deciden lanzarse al agua con un tercero como salvavidas… craso error, si no se consideran varios puntos antes de aquello al cubo.

Algunas sugerencias para no dinamitar la relación estable.

– Hablen de sus intereses eróticos, fantasías y deseos mucho antes, cuando la relación esté en pleno y no cuando esté en problemas.

– Pregúntense siempre, ¿lo que deseamos hacer es para darle pierna suelta a un deseo mutuo, o para aliviar un síntoma? Si la respuesta es la segunda, olvídenlo, si es la primera, sigan leyendo.

– La pareja debe comportarse como un buen equipo, con seguridad y reglas de juego claras. Sopesando los pros y los contras y teniendo en cuenta la conducta individual. Si alguno ya da indicios de desconfianza, celos, dependencia, apegos y demás, en vez de tener una solución tendrá un fantasma en casa o una estocada.

– Preferiblemente consideren que el tercero sea un persona ajena a los dos. Para esto hay que tomarse un tiempo y hacer buena selección de personal.

– Establezcan una serie generosa de normas y cuidados con las que las tres partes se sientan bien. Si la pareja es un matrimonio hay que hacer diversos acuerdos, por ejemplo, que no se verán nuevamente con esa persona. Y largo etc.

Todo lo que tomen como recurso erótico ha de llevar a experiencias agradables, para crecer en pareja y/o a nivel personal. Las fantasías están ahí, pero que algunas parezcan comunes no son para todo el mundo.

Norma Bejarano. Psicóloga-Sexóloga. IG normasexologia020

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