REDACCIÓN Q’HUBO qhuboibague@gmail.com
Hoy, Juan Evange-lista Castro Montealegre y María Carlina Osorio se casan por tercera vez. Renuevan votos matrimoniales de un amor que nació en un bus de servicio público. Tienen tres hijos, siete nietos y dos bisnietos y aseguran que viven felices, ya ni pelean.
Los protagonistas de esta historia, él conductor y ella enfermera, recordaron que fue don Juan, quien le echó el ojo a la ‘monita’, pues casi todos los días pasaba por el barrio Ancón a bordo del bus urbano y la recogía como pasajera.
“Era una monita muy linda. Tenía el pelo largo, largo y era muy educada. Poco a poco las cosas se fueron dando. Primero le cobraba el pasaje y después de unos meses, se lo empezó a ahorrar. En esa época 1972) yo conducía el bus ruta 16 y siempre pasaba por el frente de su casa. Antes de ser novios, si no la veía en el andén de la casa, pegaba el pitazo”, dijo el esposo, que durante más de 30 años fue conductor.
Por su parte, la señora María Carlina confesó que cuando se conocieron ella trabajaba como enfermera en el Hospital San Rafael, que quedaba en el Centro de Ibagué. No obstante, solo trabajó un año porque cuando se comprometió, renunció al empleo para dedicarse al hogar, decisión de la cual no se arrepiente. Duraron un año de novios.
“Mi esposo trabajaba todo el día, incluso después consiguió trabajo en el Comité de Cafeteros y duraba hasta un mes en el campo, y no había celular, ni toda la tecnología de hoy en día. ¿Quién cuidaba el hogar y a los niños? No me arrepiento de haberme dedicado a mis hijos porque hoy son personas integras”, indicó.
Días duros
Que el esposo estuviera lejos, la hizo pensar más de una vez en tirar la toalla.
“A veces venía solo a fin de mes y eso me ponía a pensar mucho. Yo era celosa, me hacía películas en la cabeza y muchas veces lloraba porque me sentía sola. No había cómo llamarlo, cómo saber qué estaba haciendo, cómo estaba”, acotó.
Él, cada vez que podía, hacía fila en una cabina telefónica, para llamar a la familia. Sin embargo, hace 17 años don Juan alcanzó la pensión y desde ese momento permanecen juntos. Viven en el barrio Praderas del Norte, de Ibagué.
Añadieron que ya ni pelean, en realidad han sido muy pocas las veces que han tenido desacuerdos. “Nunca nos hemos tratado mal ni nos hemos dicho una mala palabra. Creo que el respeto es lo más importante en una relación.
“Somos muy felices, ella ha estado conmigo en la enfermedad y estaremos juntos hasta el último aliento. Estamos muy agradecidos con Dios y la vida por darnos el regalo de una familia y un amor verdadero”, aseguró don Juan Evangelista.
DATO:
10mil pesos invirtió la pareja en la primera fiesta de matrimonio. Como era San Juan, la celebración duró tres días.